El presidente chileno, Gabriel Boric, informó este domingo que ascendió a 64 el número de personas que han fallecido en los devastadores incendios que están consumiendo la región de Valparaíso, a 100 kilómetros al este de Santiago, y alertó de que la cifra 'va a crecer significativamente'.
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'Es la tragedia más grande que hemos vivido como país desde el terremoto del 27 de febrero de 2010', dijo el mandatario, que decretó duelo nacional durante dos días a partir del lunes.
Mientras tanto, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ofreció este domingo a Chile la ayuda del bloque comunitario para afrontar la oleada de incendios.
'Chile se enfrenta de nuevo a devastadores incendios con numerosas víctimas mortales, recordándonos los estragos de la sequía y el clima. Traslado mi apoyo y solidaridad al gobierno y pueblo chileno, la UE está lista para colaborar y brindar ayuda en estos momentos difíciles', aseguró Borrell en un mensaje publicado en la red social X.
Fuentes comunitarias explicaron a EFE que la ayuda de la Unión Europea no puede activarse hasta que Chile se lo pida formalmente a Bruselas, y que las eventuales actuaciones que los Veintisiete lleven a cabo dependerán del tipo de asistencia que solicite el país latinoamericano.
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Una posibilidad pasaría por pedir la activación del mecanismo de protección civil de la UE, una reserva europea con medios de transporte, equipos médicos y equipamientos logísticos, entre otros, pensada para su puesta en marcha inmediata en caso de catástrofes, tanto dentro como fuera de las fronteras de los Veintisiete.
Los incendios en Chile están afectando a grandes zonas de viviendas en la región de Valparaíso, situada a unos 100 kilómetros al este de Santiago, y se calcula que hay entre 3.000 y 6.000 casas quemadas.
Ahora mismo, hay siete fuegos activos, siendo el de mayor magnitud el de la Reserva Lago Peñuelas/Las Tablas, al lado de la principal autopista de la zona, que ya ha quemado unas 9.300 hectáreas y que preocupa especialmente por su virulencia y su cercanía a zonas muy pobladas.
Las autoridades consideran que estos incendios son la mayor catástrofe natural que ha sufrido Chile desde el terremoto de 2010, que dejó 525 muertos y miles de heridos en el sur del país, y no descartan que el origen de estos fuegos haya sido intencionado.