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La batalla de Waterloo de 1815 dejó entre 10.000 y 30.000 soldados franceses, británicos, alemanes y holandeses muertos, sin embargo, pocos son los cadáveres que se han hallado, esto debido a que los lugareños robaron los cuerpos y utilizaron sus huesos para blanquear azúcar de remolacha, según un grupo de historiadores y arqueólogos.

En los años que siguieron a la batalla en la que salió victorioso el duque de Wellington sobre el emperador Napoleón, los cadáveres fueron desenterrados y vendidos a la industria azucarera.