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Miles de peregrinos católicos de todo el mundo celebraron hoy el Domingo de Ramos en Jerusalén, tras dos años de festejos muy limitados y sin visitantes debido a la pandemia, y en un clima de inmensa alegría marcado por canciones, banderas y hojas de palma.

Los visitantes, mezclados con fieles palestinos y extranjeros residentes en Tierra Santa, realizaron a pie la tradicional procesión desde el santuario de Betfagé, en el Monte de los Olivos, hasta la Iglesia de Santa Ana, en la Ciudad Vieja, rememorando el camino que realizó Jesús en su entrada triunfal en Jerusalén.