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'La misa ha finalizado, vayan en paz y contribuyan, por favor, con sus donaciones al bienestar de la parroquia', eran las palabras que decía el párroco Francesco Spagnesi cada vez que acababa una eucaristía.

Según el medio el Corrienre della Sera, el dinero que daban como diezmo los feligreses no era utilizado para dar consuelo a los más necesitados, sino para comprar drogas y organizar fiestas sexuales en las que participaban médicos, gerentes, banqueros y empresarios, que al parecer, el párroco contactaba por Internet.

Actualmente existe una denuncia por el delito de malversión de fondos, debido a que aparentemente cuando el dinero no alcanzaba, el cura también irrumpía en las arcas de la diócesis y lograba tomar unos 100.000 euros (450 millones de pesos).

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De acuerdo con las autoridades italianas, las reuniones se hicieron tan frecuentes que se estima que asistieron al menos 200 personas.

Los feligreses que por varios años habían confiado en el joven sacerdote indicaron que desde hace un tiempo habían notado un cambio en su actitud.

'Estaba nervioso, tímido y ausente, no le gustaba organizar bautizos, comuniones, confirmaciones y bodas', comentó un fiel al medio italiano.

En abril de este año, Francesco le había confesado al obispo Giovanni Nerbini que estaba consumiendo drogas, por lo que el Monseñor le ordenó ir a un psicoterapeuta.

Este lunes, Francesco Spagnesi, de 40 años, fue acusado por tráfico e importación internacional de drogas y finalmente terminó bajo arresto domiciliario.