El Senado de Estados Unidos, con una ajustada mayoría demócrata, aprobó este martes una propuesta de infraestructuras por 1,2 billones de dólares, apoyada por el presidente del país, Joe Biden, y tras meses de negociaciones entre su partido y los republicanos.
El paquete salió adelante por 69 votos a favor y 30 en contra.
La iniciativa, que de materializarse será la mayor inversión en obras públicas en EE.UU. en diez años, volverá ahora a la Cámara Baja, donde en las últimas semanas han surgido voces críticas dentro del Partido Demócrata que creen que se queda corta, antes de que sea firmada por Biden.
La propuesta, que contempla unos 550.000 millones de dólares en gasto nuevo, es sustancialmente menor que el plan de infraestructuras presentado inicialmente por Biden en marzo pasado por 2,25 billones de dólares.
En concreto, el paquete propone más de 110.000 millones de dólares para reparar carreteras, puentes y autopistas, y 66.000 millones de dólares para fomentar el ferrocarril de pasajeros y mercancías.
Esta última inversión supondría la mayor inyección de fondos en la red de ferrocarriles del país en medio siglo.
El proyecto de ley destina, además, 55.000 millones de dólares para abordar los problemas en el suministro de agua, como el reemplazo de todas las tuberías de plomo, y contempla 65.000 millones de dólares para modernizar la red eléctrica.
Asimismo, asigna miles de millones de dólares para rehabilitar acequias, reformar aeropuertos y expandir el acceso a la banda ancha.
El texto legislativo pone su atención, además, en la lucha contra el cambio climático y dedica 7.500 millones de dólares para crear una red de estaciones de recarga de vehículos eléctricos en EE.UU., una de las prioridades de Biden.
En este apartado aporta 47.000 millones de dólares para responder a los incendios, sequías, la erosión de la costa y las olas de calor, entre otros.
No se espera que esta propuesta de infraestructuras llegue a la Cámara Baja hasta otoño, debido a que este hemiciclo se encuentra en receso durante este mes de agosto.
Además, la presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, ha prometido que no impulsará este texto hasta que el Senado dé luz verde a la iniciativa presupuestaria de su partido por 3,5 billones de dólares, que incluye un plan de gasto social, la segunda pata de lo que los progresistas llaman infraestructuras.
Los senadores demócratas pretenden aprobar la iniciativa presupuestaria lo antes posible, esta misma semana, a través de un mecanismo llamado reconciliación, que les permitiría sacarla adelante por mayoría simple en vez de depender del voto favorable de como mínimo diez republicanos del Senado.
Los progresistas quieren emplear ese mecanismo debido a la ajustada mayoría de que disponen en la Cámara Alta, cincuenta escaños (los republicanos cuentan con 50 escaños) más el voto de desempate de la vicepresidenta del país, Kamala Harris, que en virtud de su puesto es presidenta del Senado.
Pero antes de someter a voto la iniciativa presupuestaria, el Senado será escenario de un maratón de votaciones sobre enmiendas a ese texto, que se espera que se alarguen como mínimo hasta la medianoche del miércoles.
Nada más aprobar el paquete de infraestructuras, los senadores iniciaron la votación para comenzar el debate sobre el plan de presupuesto.