El espionaje telefónico a políticos franceses, incluido el presidente, Emmanuel Macron, revelado por un consorcio de medios y atribuido a Marruecos, emerge como un grano de arena en la engrasada relación diplomática entre París y Riad, aunque no parece que vaya a tener consecuencias de fondo.
La relación entre ambos países siempre ha sido 'simple en la superficie y complicada en la sombra', explica este viernes a Efe la experta en cuestiones mediterráneas en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI), Dorothée Schmid.
Con dos puntos esenciales de tensión: el Sáhara Occidental y la relación con Argelia, con quien Marruecos mantiene una exacerbada competencia por ganarse los favores de Francia.