La pandemia del coronavirus facilitó que los abortos legales pasaran a hacerse vía telemedicina en Brasil, una opción practicada en países como Canadá y Reino Unido pero que parecía inalcanzable en el gigante suramericano, donde la interrupción del embarazo está criminalizada.
La opción es ofrecida desde agosto por el Núcleo de Atención Integral a Víctimas de Agresión Sexual (Nuavidas), un programa del Hospital de las Clínicas de la ciudad suroriental de Uberlandia, dijo en entrevista a Efe su coordinadora, Helena Paro.
En Brasil el aborto sólo es permitido por ley cuando el embarazo es consecuencia de una violación, cuando la vida de la gestante corre riesgo o si el feto presenta anencefalia.
El aborto vía telemedicina -que no es nuevo en el mundo pues se viene practicando desde hace una década en algunos países de Europa- permite que las mujeres interrumpan el embarazo en sus propias casas, con la ayuda de fármacos y bajo supervisión médica permanente.
Desde que la pandemia llegó a Brasil la situación para las mujeres que requerían de un aborto se complicó en el país por las restricciones de movilidad impuestas para evitar la propagación de la covid.
A eso se sumó la suspensión de los servicios en varios centros de salud que practicaban las interrupciones legales de embarazos.
Aunque en el papel todos los centros del sistema público de salud deberían ofrecer los abortos legales, menos de 50 sitios prestan este servicio en Brasil, un país de 210 millones de habitantes y con más de 5.000 municipios.
La objeción de consciencia por parte de los profesionales de salud es uno de los principales obstáculos para esta praxis.
Puesta en marcha y primeros resultados
Para ayudar en la prestación de los servicios de salud en todo el país, el Gobierno autorizó el uso temporal de la telemedicina durante la pandemia, lo que abrió paso para que el programa Nuavidas diseñara un protocolo que permite prestar el servicio de aborto legal por este medio y lo pusiera a consideración del Consejo de Ética del Hospital.
'Nos basamos mucho en las experiencias europeas y norteamericanas, en términos de evidencias científicas y de seguridad del tratamiento', explicó Paro, médica ginecobstetra y profesora de la facultad de Medicina de la Universidad Federal de Uberlandia (UFU).
Tras la aprobación del protocolo, el servicio de aborto legal comenzó a prestarse en Nuavidas desde agosto del año pasado. El procedimiento es gratuito y las pacientes solo deben hacerse por su cuenta la prueba de embarazo con un test de orina.
Desde entonces 15 mujeres han interrumpido sus embarazos mediante este método de forma exitosa y sin ninguna complicación.
Aunque cuantitativamente hablando no es un número muy elevado, en un país en que se practican 1.600 abortos legales en promedio por años, los casos están acordes con la población que atiende el centro (unos 2 millones de habitantes incluyendo municipios vecinos).
Los positivos resultados permitirán que la experiencia se expanda a otras regiones del país como un proyecto de investigación, con el que también se buscará volverlo permanente y no solo activo durante la pandemia.
No obstante, el camino para que este servicio llegue a las mujeres de más escasos recursos en Brasil todavía es largo.
'Nos gustaría tener esa línea abierta por lo menos con las unidades básicas de salud de la familia, porque cuando hablamos de telemedicina por Whatsapp estamos dejando de atender a casi el 30 % de la población que no tiene acceso a internet', indicó la ginecobstetra.
Una praxis que reduce el servicio a víctimas de violación
La interrupción del embarazo con fármacos -en Brasil es utilizado el misoprostol- solo se puede efectuar hasta la novena semana de embarazo por lo que, en la praxis, el servicio en el país se limita a víctimas de violación.
En Brasil las mujeres que quedan en embarazo tras una agresión sexual no necesitan presentar denuncia de la violación ante las autoridades. Con solo llegar al lugar y solicitar el servicio, ya son atendidas.
Para el caso de la asistencia por telemedicina en Nuavidas, la primera cita debe ser presencial -una exigencia burocrática del hospital- y las pacientes son recibidas por médicos y sicólogos que explican cómo funciona el procedimiento, cuáles son los síntomas que pueden sentir y la forma en que deberán administrar los fármacos que les son entregados para tomar en sus casas.
De acuerdo con la experta, las palabras más utilizadas por las pacientes tras el procedimiento son 'gratitud' y 'alivio' por un servicio que no las expone al estrés y ni a los prejuicios que conlleva la praxis presencial.