Venezuela estrena un flamante billete. Marca un millón de bolívares en su anverso pero, en el reverso, los venezolanos se preguntan qué se compra con él y se responden con contundencia: apenas nada. Parece abocado a pagar el pan o los billetes de autobús antes de caer en los cuadernos de coleccionistas.
'Con un millón, aquí, en Venezuela, no se compra nada, ni un caramelo', explica, no sin cierta frustración, Francelys Orellana, una ama de casa caraqueña que ni se molesta en calcular que ese billete se puede cambiar por unos 50 centavos de dólar.
La harina de maíz, básica en la dieta venezolana, pues con ella se hacen las arepas, 'está casi en dos millones', así que Orellana se pregunta en tono de molestia '¿qué va a hacer un billete de un millón?.