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El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió este viernes contención a todas las partes tras el ataque aéreo lanzado por Estados Unidos contra milicias proiraníes iraquíes en el este de Siria.

Según su portavoz, Stéphane Dujarric, Guterres está siguiendo de cerca lo ocurrido y está 'preocupado por la volátil situación en la región'.

El jefe de Naciones Unidas llama 'a todas las partes a ejercer contención y a evitar una escalada' de las hostilidades, señaló Dujarric preguntado en su conferencia de prensa diaria.

Los bombardeos lanzados este jueves fueron ordenados por el presidente de EE.UU., Joe Biden, en respuesta a los recientes ataques con cohetes de los últimos días contra bases y objetivos estadounidenses en Irak.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos con sede en Londres y que tiene una amplia red de colaboradores sobre el terreno, en el ataque estadounidense, llevado a cabo en la provincia de Deir al Zur, en el este de Siria, murieron al menos 22 combatientes de las milicias proiraníes.

La Embajada de Estados Unidos en Bagdad fue objeto el lunes pasado de un ataque con dos misiles tipo katiusha que impactaron en el exterior de sus instalaciones en plena Zona Verde.

Una semana antes, el 15 de febrero, un soldado estadounidense resultó herido y un contratista murió en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, debido al impacto de varios cohetes katiushas, tres de ellos en el aeropuerto de la ciudad.

Los ataques contra instalaciones estadounidenses en Irak han aumentado desde que Estados Unidos mató en enero de 2020 al poderoso comandante iraní Qasem Soleimaní en un bombardeo selectivo en Bagdad, una acción que fue muy criticada por las fuerzas políticas iraquíes y por las milicias proiraníes del país, que prometieron venganza.

De los ataques contra la Zona Verde se suelen hacer responsables grupos armados poco conocidos, pero Washington acusa directamente a Kataib Hizbulá, una milicia iraquí financiada directamente por Irán que EE.UU. ha clasificado como organización terrorista.

El ataque aéreo estadounidense es la primera gran advertencia lanzada a Teherán y sus aliados por parte de Biden para señalar que no tolerará agresiones contra su personal.