Steven Brandenburg, conocido como el saboteador de las vacunas y quien era trabajador de un hospital de Wisconsin, en Estados Unidos, se declaró culpable este martes por destruir 500 dosis de la vacuna contra la covid-19, el pasado 31 de diciembre.
El farmacéutico, de 46 años, sacó de refrigeración 57 viales que contenían aproximadamente 570 dosis de la vacuna , y provocó que se estropearan porque pensó que la covid-19 era un engaño y podrían modificar el ADN, según informó la Policía.
El centro hospitalario informó en ese momento que las dosis de Moderna fueron desechadas después de que un empleado de manera 'inadvertida' extrajo las dosis del refrigerador en el centro de Grafton y las dejó fuera durante toda la noche.
El empleado, sin embargo, admitió posteriormente haberlo hecho de forma premeditada y que 57 personas fueron inoculadas con algunas de las dosis que habían sido extraídas de los refrigeradores, antes de que el resto de las vacunas fueran desechadas.
De acuerdo con el FBI, que analizó un iPhone, una computadora portátil y una memoria USB incautada a Steven Brandenburg, sus delirios fueron mucho más allá de dudar de la realidad del coronavirus.
Brandenburg no solo insistió en que la vacuna 'con microchip', 'apagaría el control de la natalidad de las personas y haría infértiles a otras', estaba convencido de que el mundo físico que lo rodeaba no era lo que parecía, contó una compañera de trabajo.
'Algunas de las teorías de la conspiración que Brandenburg incluían: la tierra es plana; el cielo no es real, más bien es un escudo levantado por el Gobierno para evitar que los individuos vean a Dios; y se acerca el Día del Juicio ', señala la presentación de 26 páginas.
Incluso, una compañera de trabajo dijo a las autoridades que Brandenburg llevaba una pistola calibre 45 al centro hospitalario 'en caso de que los militares vinieran a llevárselo'.
Los policías confiscaron varias armas de fuego de la casa del hombre en la víspera de Año Nuevo.