En una tienda de la ciudad española de La Coruña (noroeste), el coronavirus SARS-CoV-2 se compra... y es un peluche. No es el único en este establecimiento que tiene un virus o bacteria como protagonista: también hay un muñeco del ébola y otro de la 'enfermedad del beso' (mononucleosis infecciosa).
El objetivo de esta singular iniciativa es solidario, ya que parte de los beneficios van destinados a la ONG Save the Children.
La Covid-19 lo ha revolucionado todo y las jugueterías lo saben, pues no han querido que estas fiestas tan atípicas se quedasen sin un regalo para mantener en el recuerdo una vivencia que está dejando cartas muy diferentes a los Reyes Magos (en España los regalos de Navidad los traen estos personajes la noche del 5 al 6 de enero después de que los niños hayan escrito una carta enumerando sus deseos).
En tres tamaños distintos es posible adquirir esta invención benéfica en 'La Liada', un pequeño negocio situado en la céntrica calle coruñesa Estrecha de San Andrés.
Antes, cuando el mundo era otro, 'ya teníamos microbios y enfermedades en forma de peluche', cuenta a Efe la propietaria del comercio, Lía Gimeno.
'A la gente le hacía mucha gracia, sobre todo a los que trabajan en las ramas de ciencias, medicina, biología…', explica.
Su amplia oferta de muñecos y felpas para todos los gustos siempre ha contado con gérmenes de formas, proporciones y colores variados. Y como va acorde con los tiempos, no podía faltar el minúsculo agente infeccioso que ha puesto al mundo en jaque.
El número de casos de coronavirus en el mundo supera ya los 85 millones, según el recuento de la Universidad John Hopkins, que eleva a más de 1,8 los fallecidos. En España se acerca a los dos millones de infectados y supera los 51.800 muertos, según los registros sanitarios oficiales.
A Lía Gimeno le gustaría que las cosas estuviesen como cuando se le ocurrió la idea porque al principio se lo planteó en tono jocoso.
Antes de que la crisis sanitaria mostrase su peor cara, 'cuando todavía no sabíamos que íbamos a acabar como estamos ahora, hacíamos la broma de que traeríamos la covid' también a la tienda, rememora.
Al final llegó, de un modo diferente, en otro contexto y con la idea de ayudar.
'Ha sido uno de los peluches más vendidos esta Navidad', dice Gimeno, que espera que ocurra lo mismo ahora, cuando apenas faltan dos días para la llegada de los Reyes Magos, el 6 de enero, aunque le quedan ya pocos ejemplares.
A favor y en contra
Despacha peluches de coronavirus, con sus típicos pinchos, de tres tamaños distintos. El favorito es el más grande, con una dimensión superior a la de un balón de fútbol. También hay otro mediano y uno pequeño y discreto para llevar de llavero.
Este exitoso artículo se regala mucho a niños que acaban de nacer, afirma la dueña del local, porque 'es un momento histórico' para esas familias, pues no todo el mundo nace en medio de una situación como la que se vive en estos tiempos.
'Hay gente a la que le hace gracia y gente a la que no le hace ninguna. De todo un poco', reconoce la vendedora.
Bien recibido o no, es por una buena causa, pues ha decidido donar parte de la ganancia obtenida por la venta de este artículo a Save the Children y ayudar así a los niños que se han visto afectados por la emergencia de la epidemia gravemente.
'Estamos esperando a terminar de vender todos para poder hacer una donación significativa', recalca Gimeno, que agradece la buena acogida que en general ha tenido su idea.
Para su negocio está siendo una temporada navideña buena, aunque la afrontaba con incertidumbre por los contagios y por su nueva ubicación, dado que en octubre decidió cambiarse a un local más grande.
Con todo, le está yendo bien. 'Puede ser por la ubicación del establecimiento o porque la gente no ha podido gastar el dinero en otro tipo de ocio y se están dando más cariño con regalos', reflexiona sobre las ventas.
Su popular peluche COVID-19, que centra muchas de las visitas, se une a los peculiares obsequios que se han popularizado estas fiestas, como el juego de cartas Virus, que consiste en infectar los órganos de tu oponente, o las muñecas con mascarilla. Incluso en pandemia, la imaginación no cesa.