Los 20 países más industrializados del mundo prometieron este jueves hacer 'frente común' ante la pandemia del nuevo coronavirus, que ya dejó casi 22.000 muertos y obliga a 3.000 millones de personas a confinarse en sus casas.
La enfermedad se extiende por el planeta a toda velocidad y la situación se vuelve dramática en Europa, donde se superaron los 4.000 muertos en España y los hospitales de Londres recibían un 'tsunami de enfermos'.
Reunidos en una cumbre virtual sobre el coronavirus, los líderes del G20 prometieron unirse en un 'frente unido' y aseguraron que inyectarán 5 billones de dólares en la economía mundial para luchar contra la crisis.
'Estamos inyectando más de 5 billones de dólares en la economía mundial (...) para contrarrestar los impactos social, económico y financiero de la pandemia' informaron los líderes en una declaración conjunta.
Pese a las medidas de confinamiento sin precedentes que están adoptando numerosos países, que afectan a más de un tercio de la población del planeta, el COVID-19 'está amenazando a toda la humanidad', advirtió la ONU.
A nivel global, el número de infectados se acerca al medio millón de personas, con más de 250.000 oficialmente declarados en Europa, más de la mitad en Italia (74.386) y España (56.188), según un recuento realizado por la AFP.
La situación empeora también en el estado de Nueva York, cuyo gobernador, Andrew Cuomo, anunció que el saldo de muertes subió a 385, 100 de ellas en las últimas 24 horas.
'Señales alentadoras'
En Europa la batalla está en su apogeo. Pero 'a pesar de que la situación continúa siendo preocupante, comenzamos a ver señales alentadoras', apuntó la filial regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El aumento de casos en Italia, el país más golpeado en el mundo con más de 7.500 fallecimientos, parece que está frenándose, 'pero es demasiado pronto para decir que la pandemia alcanzó su apogeo en ese país', agregó.
En España, el balance era este jueves de 56.188 contagios y 4.089 fallecidos, 655 más que la víspera.
Con muchos hospitales desbordados, el personal médico se encuentra ante situaciones extremas.
'Tengo que elegir. Se está muriendo gente que se podría salvar', dice a la AFP Sara Chinchilla, una pediatra de 32 años que trabaja en Móstoles, cerca de Madrid, y que se ve obligada a elegir quien puede acceder a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
En Reino Unido, los hospitales públicos de Londres recibían un 'tsunami continuo' de enfermos al tiempo que debían paliar una falta 'sin precedentes' de personal porque muchos están infectados.
El confinamiento global, que desde esta semana incluye a los 1.300 millones de habitantes de India, se reforzó este jueves en Rusia, donde quedaron suspendidos los vuelos internacionales y cerraron, cafés, tiendas y parques en Moscú.
Desempleo en EEUU
En este mundo encerrado y enfebrecido, la economía mundial cae en picado.
En Estados Unidos, los pedidos semanales de subsidios por desempleo se dispararon, con un aumento de tres millones, un récord histórico, dijo este jueves el Departamento de Trabajo.
La tasa de mortalidad del virus, que apareció en China en diciembre, continúa creciendo y Estados Unidos ya es el sexto país más afectado del mundo, con casi 1.050 muertos y 70.000 casos confirmados, según datos de la universidad Johns Hopkins.
Ante este situación, el Senado aprobó el miércoles un plan de rescate de la economía estadounidense de 2,2 billones de dólares, que incluye un aumento sin precedentes en los seguros de paro para tratar de amortiguar el golpe hasta que la pandemia esté bajo control.
América Latina, con más de 7.837 casos y 127 muertos, también aplica medidas drásticas: cierre de fronteras, confinamientos obligatorios y toques de queda en algunos países.
Argentina se ha lanzado en una carrera contra reloj para fortalecer su capacidad de respuesta ante el COVID-19. Además de decretar desde el pasado viernes un aislamiento obligatorio a sus 44 millones de habitantes, el país está concentrado en adquirir camas y equipos de cuidados intensivos.
En Santiago de Chile, supermercados, farmacias y locales de servicios públicos de siete comunas amanecieron este jueves con grandes aglomeraciones de personas apuradas por hacer compras o trámites, antes del comienzo de una cuarentena.
'Tenemos miedo no sólo de quedarnos sin alimentos, sino de que las reglas de la cuarentena cambien y no nos dejen salir', afirmó Alberto Sierra, un venezolano de 38 años que hacía fila en un supermercado.
En África, poco preparada para encarar una crisis sanitaria de envergadura, siguen apareciendo primeros casos en nuevos países, como Mali o Libia, países en guerra.
Las oenegés hacen todo lo posible para ralentizar la propagación del virus en los países pobres y evitar una catástrofe en estas naciones, con sistemas sanitarios insuficientes, o que ya están azotadas por conflictos o crisis humanitarias.
El efecto devastador del coronavirus en estos países quedó demostrado el jueves, cuando Filipinas anunció la muerte de nueve médicos por la enfermedad y teme su expansión en grandes urbes como Manila.
Afganistán anunció la liberación de hasta 10.000 prisioneros, menores, mujeres, enfermos o mayores de 55 años, que no estén involucrados en ataques contra la seguridad nacional, para intentar frenar un aumento masivo de los contagios.
'Jugar a las cartas es un suicidio'
En China, donde irrumpió el COVID-19, la epidemia parece que se está frenando, pero las autoridades no bajan la guardia, y ahora concentran sus controles en el frente exterior.
Pekín limitará drásticamente la llegada de vuelos internacionales, y prohibirá, a partir de medianoche del sábado, la entrada al país de extranjeros, incluidos los que tienen permiso de residencia o visado.
China no ha dectectado oficialmente nuevos casos de coronavirus por contagio interno en los últimos dos días. Pero los contagios por gente que viene del exterior ya son cerca de 500, y las autoridades quieren evitar rebrotes.
En algunas ciudades de la provincia de Hubei, donde todo empezó, la actividad todavía va a medio gas.
En las calles de Huanggang muchos carteles recuerdan que el virus no ha desaparecido. 'Reunirse para jugar a las cartas es un suicidio', dice una de las banderolas rojas colgadas, en referencia a una de las actividades preferidas de los jubilados chinos.