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Quinto día de cuarentena… y temo decir que no me parece interminable y esto se debe a muchos motivos. Me recuerda el film de Alfred Hitchcock 'La Ventana Indiscreta', donde los habitantes de un edificio se observan desde sus ventanas. Pero a diferencia de ésta obra maestra del cine donde el objetivo es espiar, en Italia hemos retomado la costumbre de intercambiar de balcón a balcón un saludo y hasta algunas frases gentiles con nuestros vecinos de enfrente o de al lado.

Esa sana costumbre, la habíamos perdido o quizás la habíamos dejado almidonada por el paso del tiempo y el pujante desarrollo del nordeste italiano donde se concentra el 46 por ciento del PIB de todo el país y donde la epidemia ha cobrado más vidas y ha puesto en jaque la economía de una entera nación.

Para quien está confinado abrir la ventana al mundo con fuerza y determinación, implica abrir literalmente las puertas hasta ahora impregnadas por la inmediatez y el frenesí de una sociedad industrializada. En todo el fin de semana, los balcones han sido los escenarios de diversos flash mobs o iniciativas. Desde el viernes bajo las notas de cualquier instrumento musical, interpretado desde los balcones de muchas ciudades, prosiguiendo el sábado con un emotivo aplauso dirigido a nuestros héroes del sistema de salud, quienes alejados de sus familias luchan en terapia intensiva por mantener vivos a los pacientes hospitalizados, y por último, el sábado y domingo al anochecer colgando carteles con el diseño del arcoiris y el hashtag #andràtuttobene(Todo saldrá bien) bajo los acordes del himno nacional.

Mientras tanto, la lista de los contagiados en todo el país asciende a 24.747 con un incremento de 2.853 entre sábado y domingo cuando aún se espera que el clímax o pico máximo del contagio debería llegar en 2 días. Ayer, la Región Lombardia, la más próspera del país y epicentro de la enfermedad en Italia, acaba de anunciar que solo tiene 15 puestos de terapia intensiva en sus hospitales, hecho que hizo aumentar la rigidez de las medidas de contención, en vigor a partir del lunes.

Luego del cierre de muchos parques en varias ciudades, la posibilidad de salir 10 minutos a caminar en las cercanías de casa y con modelos de autocertificación por motivos de salud queda solo permitido a los pacientes diabéticos, a quienes se dirigen al supermercado o a sus lugares de trabajo cercanos, los paseos en bicicleta quedan prohibidos. Los controles entre autopistas y entradas a pequeños centros urbanos son viables sólo bajo necesidad de controles de salud en hospitales o por motivos laborales.

Pude constatar en esos 10 minutos de caminata al aire libre, permitidos hasta ayer y bajo autocertificación que habían pequeños grupos de personas conversando, y no pude contener mi indignación al ver una familia de cuatro personas en bicicleta con cascos, pero exentos de tapabocas! efectivamente, las restricciones más severas eran necesarias. En todo caso, si algo emerge como enseñanza de toda esta experiencia es la necesidad de incorporar un estilo de vida enmarcado por esos regalos cotidianos subestimados, como la sonrisa de esos vecinos a quienes generalmente nunca nos hemos detenido a conocer y que hoy por primera vez nos dirigieron la palabra a través de la ventana. Italia saldrá de esta crisis, ha ya salido de dos guerras mundiales, aunque quizás esté volviendo a recordar qué significa sacrificar la 'libertad' personal por salvar la vida a quien podría no tener un puesto en la terapia intensiva de un hospital.