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'Vivo en Barcelona y respiro tensión y calma al mismo tiempo y por todas partes. La invitación pública inicial fue a mantener la calma, incrementar la frecuencia del lavado de manos y cancelar todo desplazamiento o encuentro que no fuese estrictamente necesario. Lo que comencé sintiendo como una noticia del país vecino, tiene ahora a la ciudad trabajando con servicios mínimos', narra el joven barranquillero que se encuentra en ‘cuarentena’ en el país europeo.

Reales cuenta que en las calles 'veo una escasez evidente de personas', debido a que las cafeterías, restaurantes y bares están desiertos o incluso cerrados.

Sobre el abastecimiento que ha provocado el miedo ante la pandemia y que se ha visto en muchas otras partes del mundo, Andrés manifiesta que hay 'largas colas de gente con tapabocas llevando carros llenos de comida y productos de limpieza; y anaqueles vacíos antes de mediodía. Es curioso cómo todos repetimos que estamos calmados y que no pasa nada grave, pero es difícil no caer en la idea obsesiva de evitar un contagio o de carencia de víveres'.

Como medida de salud pública, las autoridades han suspendido clases en escuelas, institutos y universidades. 'Soy estudiante aquí y el anuncio ha sido de suspensión hasta nuevo aviso de la Generalitat de Catalunya. También han cancelado todo evento en donde concurran más de mil personas y recomiendan, con mucho ahínco, permanecer en casa', dice.

El estudiante de una especialización médica, asegura que las listas de espera en cuanto a consultas y cirugías se han visto afectadas con 'cifras que no se veían hace años' por las medidas tomadas en hospitales y que las camas están siendo reservadas como medida de contingencia ante el creciente número de contagios.

'Si bien el virus tiene una mortalidad baja, según las estadísticas chinas; en España hay una mayor proporción de gente mayor, y son ellos los más vulnerables ante esta infección', explica.

El gobierno local se encuentra en constante modificación de estas medidas, cada vez más estrictas. El objetivo es contener la diseminación. Para ello, han reforzado el servicio de emergencias médicas para recibir llamadas y dar indicaciones sobre qué hacer ante un caso sospechoso y en qué momento acudir al hospital o ser visitado a domicilio por epidemiólogos.

'Por mi parte acato las recomendaciones a rajatabla, evito las aglomeraciones y los contactos innecesarios. Confío en la responsabilidad colectiva de los barceloneses, evito la especulación y mantengo la calma. Hasta ahora no conozco ningún caso cercano que haya sido positivo para la infección', explica el joven barranquillero.

En cuanto al transporte, asegura que funciona normalmente y que no cogía el metro desde hace cuatro días y hoy sábado, que suele ser muy concurrido, va a la mitad de capacidad. 'Al entrar, las pantallas daban las recomendaciones -en catalán, castellano e inglés- de mantener la distancia máxima posible entre personas y de abstenerse a usarlo en caso de cualquier síntoma de sospecha. Para comer he decidido no contribuir a desabastecer los supermercados. Estoy comprando en las cantidades habituales pero hay que ir en la mañana porque en la tarde ya no queda nada. Hay gente que compra cantidades exageradas. Yo compro una vez por semana pero ahora me toca ir cada dos días y comprar lo que hay, que no necesariamente es lo que quiero', manifestó.