El gobierno italiano decretó este jueves el estado de emergencia en Venecia tras las excepcionales mareas altas que causaron hace dos días incalculables daños al patrimonio artístico e inmueble de una de las joyas arquitectónicas del viejo continente.
'El gobierno aprobó el estado de emergencia de Venecia', escribió el primer ministro Giuseppe Conte en un tuit en el que anunció un fondo inicial de 20 millones de euros para las intervenciones urgentes.
Con esa medida se pueden reactivar los servicios públicos y privados hasta ahora casi paralizados ante la catástrofe.
Los daños ascienden a 'cientos de millones de euros' y el decreto liberará fondos inmediatos para indemnizar a la población.
Venecia sigue colapsada y se prepara para otros episodios de marea alta, lo que convenció al gobierno de decretar el estado de emergencia.
Las previsiones del centro de mareas local anticipan para el viernes un pico importante, de 145 centímetros, hacia las 11H20 local (10h20 GMT) con lluvias y vientos fuertes.
Pese a que los 50.000 habitantes del casco histórico iniciaron la jornada con las sirenas de alarma que avisa el 'acqua alta', el nivel se mantuvo cerca de 113 centímetros sobre la normal, relativamente menos peligroso.
Los venecianos intentaban recuperarse después de la dramática marea alta del martes por la noche cuando llegó a 187 centímetros, el segundo récord histórico detrás del 4 de noviembre de 1966 (194 centímetros), que inundó el 80% de la ciudad.
Una ola de solidaridad se ha desatado en toda la península con donaciones y contribuciones para ayudar a los residentes y propietarios de actividades comerciales a recuperar buena parte de sus bienes perdidos.
La situación este jueves en la Plaza de San Marcos resultaba mucho menos tensa y algunos turistas se divirtieron paseando con botas altas de plástico, una experiencia para muchos inolvidable.
La ciudad, meta de un controvertido turismo de masas, recibe 36 millones de personas al año, el 90% de ellos extranjeros.
'Para un turista, es genial, pero para las personas que viven aquí, es un problema real', comentó a la AFP Cornelia Litschauer, una austriaca de 28 años.
Con su blanco perro chihuahua en brazos, Cornelia no tiene palabras ante el majestuoso espectáculo de la elegante plaza cubierta por el agua.
'Es algo muy extraño, los turistas toman fotos pero la ciudad sufre', comenta.
Los venecianos han pasado buena parte de la jornada sacando agua y tratando de salvar electrodomésticos, muebles, objetos, que se dañaron por el agua.
'Estoy viviendo con poco, ¿qué más puedo hacer?', contó a la AFP Stefano Gabbanoto, de 54 años, a cargo del histórico puesto de periódicos cerca al célebre Palacio Ducal, cerrado por la marea alta.
En juego el futuro de Venecia
Venecia debate desde hace años sobre los sistemas más adecuados para protegerse de las mareas altas, por lo que algunos han llegado incluso a proponer que sea transformada en un gigante museo, inhabitada, para evitar su desaparición.
Varios hoteles han recibido cancelaciones y temen por la temporada de invierno.
Ante la fragilidad de una de las joyas de la arquitectura bizantina, el gobierno convocó para el 26 de noviembre una reunión del comité especial sobre Venecia para analizar a fondo sus problemas de infraestructuras.
Según estimaciones, el fenómeno de las mareas altas aumentará debido al cambio climático y al calentamiento del mar Adriático.
El ministro italiano de Medioambiente, Sergio Costa, reconoció la víspera que las causas del desastre son la 'consecuencia directa del cambio climático y de la tropicalización de los fenómenos meteorológicos con precipitaciones violentas y fuertes ráfagas de viento'.
Todos esos interrogantes serán abordados en en la reunión de finales de noviembre, según adelantó el jefe de gobierno, entre ellos el plan para evitar el paso de grandes cruceros por sus canales así como el controvertido megaproyecto MOSE ideado hace 30 años para proteger la laguna y que todavía no ha entrado en función.
El complejo y costoso sistema de compuertas que iniciaron a construir en el exterior de la laguna en 2003 debería estar terminado en 2016, pero no estará listo antes de 2021.
Mientras el alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, pide que se 'termine lo antes posible', los ecologistas lo tildan de faraónico, demasiado costoso, obsoleto e inadecuado.