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Este viernes despegará de Nueva York a Sídney el vuelo que pudiera considerarse el 'más largo de la historia'. La aeronave operada por Qantas Airways (un Boeing 787-9 Dreamliner) recorrerá sin escalas unos 16.000 kilómetros y 15 husos horarios en aproximadamente 20 horas. El vuelo durará tres días, aterrizando el domingo en la ciudad australiana. Hasta ahora quien lleva la batuta en el trayecto más largo es el vuelo de Singapur a Nueva York, ruta inaugurada el año pasado, que dura 19 horas sin escalas.

Este trayecto consiste en un a prueba científica que busca analizar el comportamiento de los pilotos y pasajeros. Profesionales de la ciencia estarán dentro de la tripulación y se encargarán de medir la actividad cerebral y el sentido de alerta de las personas en la aeronave.

De igual manera, tendrán el reto de monitorear el sueño, la comida y las actividades de los viajeros para determinar si pueden aguantar la prueba. En este experimento buscan centrarse también en el trastorno del desajuste horario en los pasajeros.  De acuerdo con la agencia Bloomberg, que cita a BIS Healthcare, una compañía especialista en nuevas tecnologías de la salud, la demanda de terapias de jet lag o desfase horario crece un 6% cada año y se estipula que esta industria alcance los 732 millones de dólares en 2023.

El desfase horario o jet lag generalmente se produce cuando un viajero cruza tres husos horarios o más rápidamente, dejando el reloj interno del cuerpo según el horario del punto de partida. El síntoma principal después de aterrizar es a menudo una gran fatiga durante el día o insomnio por la noche, cita de la agencia Bloomberg.

El vuelo de Nueva York a Sídney será el primero de los tres trayectos experimentales del Proyecto Amanecer de Qantas, que abordarán un máximo de 40 tripulantes. La aerolínea australiana pretende operar una línea regular desde tres ciudades australianas (Brisbane, Sídney y Melbourne) a Nueva York y Londres.

De acuerdo con Rico Merkert, profesor de transporte y gestión de la cadena de suministro en la escuela de negocios de la Universidad de Sídney, estos vuelos que se consideran ultralargos pueden resultar beneficiosos para los viajeros de negocios, puesto que les ahorrará tiempo en un avión y lo ganará en tierra en su lugar de destino.