El rey Felipe VI de España anunció este martes que desiste de encargar la formación de un gobierno a ningún candidato ante la falta de acuerdo entre partidos que encamina al país a una repetición electoral en noviembre.
Después de reunirse con representantes de las diferentes formaciones, el rey 'ha constatado que no existe un candidato que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados, en su caso, le otorgue su confianza', señaló la Casa Real en un comunicado.
En consecuencia, 'no formula una propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno', añadió.
Salvo movimientos de última hora, este bloqueo llevará a la disolución del Parlamento el próximo 23 de septiembre y la convocatoria de elecciones el 10 de noviembre, las cuartas en cuatro años para este país instalado en la inestabilidad.
Ganador de las elecciones de finales de abril, el jefe de gobierno saliente, el socialista Pedro Sánchez, no ha podido recabar en estos cinco meses los apoyos necesarios para ser investido en la Cámara Baja, donde solo tiene 123 diputados de 350.
En julio perdió en dos ocasiones la votación en el Congreso, después de que fracasaran las negociaciones de su partido socialista PSOE para formar un gobierno con la izquierda radical de Podemos, que consideró insuficiente el rol que se le asignaba en el ejecutivo.
Desde entonces, los contactos con esta formación fueron escasos y infructuosos ante la insistencia de Podemos de pactar una coalición y la negativa socialista, que prefería gobernar en minoría acordando un programa conjunto con ellos.
Estancada la negociación con la izquierda, Sánchez recibió una oferta de última hora que tampoco fructificó del partido liberal Ciudadanos, que se había mostrado muy hostil con el líder socialista, calificándolo incluso de 'peligro para España'.
Las encuestas sitúan a Sánchez como el principal beneficiado de unas nuevas elecciones, en las que teóricamente aumentaría su ventaja pero sin alcanzar la mayoría absoluta ante la fragmentación política del país.
España sufre inestabilidad política desde 2015, cuando el tradicional bipartidismo ejercido por PSOE y el conservador Partido Popular se vio sacudido por la entrada de Ciudadanos y Podemos.