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El récord de longevidad de la francesa Jeanne Calment, fallecida oficialmente a los 122 años en 1997, es válido, según un estudio científico publicado el lunes y basado en nuevos documentos y modelos matemáticos que descartan un posible fraude indicado en 2018 por investigadores rusos.

La idea de que la francesa, que se hizo célebre a finales del siglo XX a raíz de su extraordinaria edad, no era Jeanne sino su hija Yvonne Calment, a la que habría sustituido en 1934, 'no tiene fundamento', afirman investigadores suizos y franceses en un trabajo publicado en el Journal of Gerontology.

Para apoyar sus conclusiones, los autores recuperaron varios documentos históricos, entre ellos un artículo aparecido en la prensa local en 1934 en Arles –donde vivía Calment– según el cual una 'multitud particularmente numerosa' asistió a los funerales de Yvonne, la hija de Jeanne, fallecida a los 36 años.

Difícil de imaginar que esos numerosos testigos no hayan observado el fraude, 'salvo que se acepte la idea de complicidad de decenas de personas' en este fraude de identidad, subrayan los investigadores.

'Todos los documentos hallados van en contra de la hipótesis rusa', dijo a la AFP el experto en demografía Jean-Marie Robine, director de investigación en dos instituciones en Francia.

El estudio analiza otro argumento de los investigadores rusos, que estimaban estatísticamente imposible que un ser humano pueda vivir 122 años.

Al estudiar la longevidad de todas las personas nacidas en Francia en 1875 y 1903, los investigadores calcularon que un centenario tenía una posibilidad en diez millones de alcanzar la edad de 122 años.

Una probabilidad baja pero que no convierte la edad de Jeanne Calment en menos 'creíble', según uno de los coautores del estudio, el experto en geriatría y epidemiólogo François Herrmann, de los hospitales universitarios de Ginebra.