Las patrullas de emergencia se afanaban el sábado por asistir en California las zonas más afectadas por el terremoto del viernes de magnitud 7,1, el más potente registrado en este estado en dos décadas que reavivó el temor al llamado 'Big One', un megasismo potencialmente devastador.
Las autoridades declararon el estado de emergencia el sábado en dos condados del sur de California, epicentro de los dos sismos que golpearon la región el jueves y el viernes.
Los temblores fueron sentidos incluso en Los Ángeles y las Vegas, pero su epicentro se situó en una zona de escasa población, por lo que solo se registraron hasta el momento heridos leves.
Los daños fueron en cambio importantes en las pequeñas ciudades ubicadas en torno al epicentro, a unos 240 km al noreste de Los Ángeles.
Con una magnitud de 7,1, el sismo del viernes fue 11 veces más potente que el del jueves, de 6,4. Los habitantes de la región sufrieron desde la mañana del jueves una veintena de sismos de magnitud 4 y al menos 1.200 réplicas de diferente intensidad.
Existe al menos un 10% de probabilidades de un sismo de magnitud 7 o superior la semana próxima, estimó la sismóloga Lucy Jones, del Instituto Californiano de Tecnología (Caltech).
1.200 réplicas
Fue en el condado de Kern, en las afueras de Ridgecrest, que 'la intensidad del temblor alcanzó su mayor nivel', destacó Mark Ghilarducci, director de los servicios de emergencias del estado de California.
En esa misma zona un incendio se declaró en un parque de caravanas, lo que hizo temer que el fuego se extendiera, pese a que los bomberos señalaron que no había personas desaparecidas.
En la noche del viernes al sábado el gobernador del estado, Gavin Newsom, declaró el estado de emergencia tanto en el condado de Kern como en el vecino de San Bernardino.
'Tenemos informes sobre incendios de edificios, provocados esencialmente por escapes de gas' y sobre roturas de canalizaciones de agua, resumió.
'Hubo casas que se movieron, cimientos fisurados, paredes desplomadas. Hay un herido (leve) asistido por los bomberos', tuitearon rápidamente socorristas de San Bernandino.
'Estaba en el auto con mi madre, y de repente comenzó a temblar. No sentí tanto miedo como el otro cuando estaba dentro' de casa, dijo a CNN Jessica Weston, editora del Ridgecrest Daily Independent, que llegó a escuchar una explosión en el barrio de caravanas.
Los habitantes de Ridgecrest dudaban sobre si volver o no a sus casas.
'Los temblores paran, pero cinco minutos después vuelven a comenzar... Es bastante raro, no me sentiría cómoda dentro de mi casa', explicó Jessica Kormelink.
Alrededor de 1.800 residentes carecían de electricidad. En Trona, una pequeña localidad aislada al noreste de Ridgecrest, un habitante citado por el Los Angeles Times, Ivan Amerson, dio cuenta de 'daños importantes', con viviendas completamente derrumbadas.
El fantasma del 'big One'
En Los Ángeles, en cambio, los daños eran mínimos. Se registraba la caída de algunas líneas eléctricas y cortes de luz en determinados lugares.
Los cines fueron evacuados cuando comenzaron los temblores. 'Todo el mundo permaneció en calma cuando la sala empezó a temblar, cada vez más fuerte. Nos dirigimos hacia las salidas y las escaleras, sin pánico. Pero teníamos miedo', escribió en Twitter el periodista de NBC Lester Holt.
Varias atracciones del parque Disneyland fueron cerradas para su inspección, mientras que un partido de baloncesto de la NBA en Las Vegas fue suspendido por el temblor que causó que el marcador y varios parlantes se balancearan en lo alto de la cancha.
Lo que sí no se interrumpió fue el béisbol. El juego de los Dodgers de Los Ángeles continuó sin parar durante el sismo, captado por las cámaras del estadio.
Pero estos dos terremotos sucesivos reanimaron el fantasma del 'Big One' en el oeste de Estados Unidos.
La sismóloga Lucy Jones aseguró sin embargo que ambos sismos se produjeron 'en la misma falla', que no es la de San Andrés, susceptible de provocar el 'Big One'.
El sismo del viernes es el más importante producido en California después del que afectó, en 1999, la base de Marines de Twentynine Palms, a 250 km al este de Los Ángeles, también de 7,1 de magnitud.