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Las esperanzas estaban puestas horas antes en el llamado 'acuerdo de Osaka', alcanzado en la ciudad japonesa entre los líderes de Francia, Alemania, Países Bajos y España y que cedía la presidencia de la Comisión al candidato socialdemócrata, el holandés Frans Timmermans.

Pero los mandatarios del Partido Popular Europeo (PPE, derecha), primera fuerza en los pasados comicios a la Eurocámara, rechazaron antes de la cumbre el pacto, enfrentados especialmente con los liberales por la presidencia de la Consejo Europeo, cenáculo de los mandatarios.

'Como PPE, no hemos aprobado el paquete que se negoció en Osaka', aseguró a su llegada a la cumbre el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, asegurando que la mayoría de mandatarios de esta familia abogan por no dejar caer a su candidato a la Comisión, Manfred Weber, 'tan fácilmente'.

La incertidumbre abierta con el rechazo al compromiso se reflejó en el inicio de la cumbre, que se demoró casi tres y media hasta las 19H20 GMT, precedida de múltiples contactos entre mandatarios y entre familias políticas para allanar el camino hacia un acuerdo en la noche.