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Las autoridades sanitarias ugandesas anunciaron la muerte del primer enfermo que dio positivo de ébola en Uganda en relación con el brote que afecta a las vecina República Democrática del Congo (RDC), un niño congoleño de 5 años que había viajado a este país, y confirmaron dos nuevos casos.

'El joven paciente de 5 años murió por ébola anoche', informó este miércoles la ministra de Sanidad ugandesa, Jane Ruth Aceng, quien también reveló que otras dos muestras han dado positivo, por lo que el país ya cuenta con tres casos confirmados de la enfermedad.

Se trata de una familia congoleña que había viajado a la RDC para atender a un enfermo de ébola, y que regresaron el lunes a la ciudad fronteriza de Kasese (oeste de Uganda), donde residían.

Los otros dos afectados, que se encuentran en un centro médico de tratamiento de ébola en la cercana localidad de Bwera, serán tratados en Uganda y no repatriados como se especulaba, y en caso de que fallezcan también serán enterrados en territorio ugandés.

Uganda había analizado un total de 51 pruebas de posibles casos de ébola desde que se declaró el brote en la RDC, que ha causado 1.396 muertos (1.302 confirmados en laboratorio) de un total de 2.071 casos, pero esta es la primera vez que una muestra ha dado positivo.

La ministra explicó que su país está preparado para dar una respuesta al ébola desde que se declaró este brote, que es ya el segundo más grande y letal del mundo, tras el de África Occidental en 2014, con más de 11.300 muertos.

Los pasos fronterizos entre la RDC y sus países vecinos se han reforzado desde el comienzo de la epidemia y más de 65 millones de personas han sido controladas en estos más de 10 meses.

Solo por el paso de Kasindi, por el que accedió la familia afectada que está siendo tratada en Uganda, pasan cada día entre 20.000 y 25.000 personas, según datos del ministerio de Sanidad congoleño.

El brote de ébola más devastador a nivel mundial fue declarado en marzo de 2014, con casos que se remontan a diciembre de 2013 en Guinea-Conakri, país del que se extendió a Sierra Leona y Liberia.

Casi dos años después, en enero de 2016, la OMS proclamó el fin de esa epidemia, en la que murieron 11.300 personas y más de 28.500 fueron contagiadas, cifras que, según esta agencia de la ONU, podrían ser conservadoras.

El virus del ébola se transmite a través del contacto directo con la sangre y los fluidos corporales contaminados, provoca fiebre hemorrágica y puede llegar a alcanzar una tasa de mortalidad del 90 % si no es tratado a tiempo.