El fantasma de falsos positivos, como se conoce en Colombia a las ejecuciones de civiles por parte de militares, comenzaron en 1988, en el auge de la lucha contra la guerrilla, y su fantasma revivió hace una semana con un artículo del diario The New York Times según el cual la política de resultados operacionales del Ejército puede revivir esa práctica.
Un informe que entregó en junio del año pasado la Fiscalía a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), encargada de juzgar los crímenes cometidos en el marco del conflicto armado y que publicó este domingo el diario El Espectador, señala que los 'falsos positivos' se incrementaron a partir de 2002.
De hecho, subraya que el 97 % de los casos investigados ocurrieron entre 2002 y 2008, periodo durante el cual el presidente era Álvaro Uribe (2002-2010), y en la comandancia del Ejército estaba el general Mario Montoya (2006-2008), quien firmó en octubre del año pasado el acta de sometimiento a la JEP, en donde ha insistido en su inocencia frente a esos crímenes.
A continuación las claves para entender el caso de los ‘falsos positivos’ en el país: