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La oposición de Nicaragua condicionó ayer su retorno al diálogo con el gobierno a que cumpla los acuerdos ya pactados, como liberar a detenidos, en momentos en que el obispo Silvio Báez, crítico del presidente Daniel Ortega, dejó el país tras sufrir amenazas.

La opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) afirmó su disposición a continuar las negociaciones con el gobierno, pero advirtió que sus miembros no estarán 'sentados escuchando promesas que luego no son cumplidas', según el exdiplomático Carlos Tünnerman, integrante del bloque.

El gobierno, por su parte, sostuvo que sí hay avances en el cumplimiento de los compromisos suscritos con la oposición.

La ACJD presentó sus reclamos por el supuesto incumplimiento de los acuerdos a los testigos del diálogo con el gobierno, el nuncio apostólico Waldemar Sommertag y el enviado de la OEA Luis Angel Rosadilla.

Horas antes del encuentro, el obispo Báez abandonó Nicaragua por decisión del papa Francisco, tras conocerse que había sido víctima de amenazas de muerte.

El religioso expresó su deseo de que Nicaragua 'un día llegue a tener una sociedad fundada en la justicia social de donde brote la paz verdadera, donde la pluralidad ideológica no sea un delito', al tiempo que abogó por el diálogo como la única salida pacífica a la crisis en el país.