Compartir:

El presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, anunció hoy la reestructuración de los organismos de seguridad del país después de asegurar que estos no compartieron la información sobre los atentados que mataron a más de 300 personas y que fue recibida horas antes de que fueran perpetrados.

'Los altos funcionarios responsables de los servicios de inteligencia del Estado que recibieron la información (de países amigos), no la compartieron conmigo. Si me hubieran informado sobre la inteligencia recibida, habría podido actuar de inmediato', aseguró el presidente en una alocución difundida por varios medios.

En consecuencia, Sirisena decidió tomar 'medidas serias contra los funcionarios responsables que no cumplieron con sus responsabilidades adecuadamente', dijo.

'Planeo hacer cambios a los jefes de las fuerzas de seguridad en las próximas 24 horas', aseguró el mandatario que adelantó que esto incluirá no solo a las unidades de inteligencia sino también a la Fuerzas Armadas y la Policía.

La cadena de ataques ocurridos el domingo en Sri Lanka comenzó con seis explosiones casi simultáneas en tres hoteles de lujo en Colombo y también en una iglesia de la capital, otra en Katana, en el oeste del país, y la tercera en la oriental ciudad de Batticaloa.

Horas después, una séptima detonación tuvo lugar en un pequeño hotel situado a una decena de kilómetros al sur de la capital, y la última en un complejo residencial en Dematagoda, también en Colombo.

En la serie de atentados la cifra de muertos ascendió a 321, mientras que el número de heridos se sitúa en 521, de los cuales 375 continúan ingresados.

El grupo yihadista Estado Islámico asumió hoy la responsabilidad del ataque en un comunicado, cuya autenticidad no pudo ser verificada, en el que aseguró que siete terroristas cometieron los atentados que, según el grupo radical, dejaron cerca de 350 víctimas mortales y 650 heridos, entre ellos tres miembros de las fuerzas de seguridad de Sri Lanka.

Atentados de esta magnitud no habían tenido lugar en Sri Lanka desde la guerra civil entre la guerrilla tamil y el Gobierno, un conflicto que duró 26 años y finalizó en 2009, y que dejó, según datos de la ONU, más de 40.000 civiles muertos.