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A partir de la próxima semana se castigará con pena de muerte por lapidación en Brunéi el sexo gay y el adulterio. En el severo código penal también está la amputación de una mano y un pie por el delito de robo.

La nueva ley va encaminada a ser introducida en la ‘Sharia’, leyes islámicas, por ende también como ley nacional, sin embargo, solo se le aplicará a la comunidad musulmana.

Ser homosexual en Brunéi ya era ilegal y estaba penado con cárcel pero ahora pasará a ser un delito capital.

Ante la noticia varios grupos de defensa de los derechos humanos reaccionaron con espanto por la dureza de estas nuevas leyes, siendo la nación que practica un islam más estricto que sus vecinos del sureste de Asia, Malasia e Indonesia.

'Detenga de inmediato legalizar semejantes penas crueles e inhumanas, es algo atroz', dijo Rachel Chhoa-Howard, responsable de este país en la organización de derechos humanos.

Pidiendo a los gobiernos que aumente la presión diplomática sobre Brunéi, el fundador del grupo de los derechos humano ‘The Brunéi Proyect’, Matthew Woolfe, escribió en un comunicado que 'Estamos tratando de presionar al gobierno de Brunéi, pero nos damos cuenta de que hay un marco de tiempo muy corto hasta que las leyes entren en vigencia'.

En 2013 se anunció por primera vez la aplicación de estas medidas, por parte de la autoridad suprema de esa nación, el sultán Hassanal Bolkiah, sin embargo, esta se retrasó con el fin de que los funcionarios resolvieran los detalles.

'Es horrible. Brunei está imitando a los estados árabes más conservadores', dijo el de los activistas LGBT más destacados de Indonesia, Dede Oetomo.