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Por Ana Gabriel Zúñiga

Los muros fronterizos construidos para evitar el paso de inmigrantes de un país a otro continúan levantándose tras el derrumbe del muro de Berlín, en 1989.

Hasta ese momento había 15 estructuras, según estudios de Elisabeth Vallet, investigadora de la universidad de Quebec, quien se ha dedicado a este tema. En la actualidad hay 70 muros fronterizos, pero no todos tienen la misma finalidad. La mayoría se encuentran entre países vecinos con diferencias políticas, económicas, sociales o por la crisis que genera la migración por su tránsito de un lado a otro y, según explica la autora, los líderes pretenden frenar este tipo de problemas de manera radical con los levantamientos de fortalezas.

Es el caso del presidente estadounidense Donald Trump, quien quiere dar por terminado el paso irregular de inmigrantes en la frontera sur con México, los cuales causan inconvenientes internos a la economía y al gobierno, según el mandatario. Además, EEUU es uno de los más grandes consumidores de sustancias ilícitas, las cuales son vendidas por organizaciones mexicanas, otra razón para acabar con el paso ilegal de personas.

Se resalta que en la frontera ya existen vallas puestas desde el año 1994, durante el gobierno de Bill Clinton, en un tercio de los 3.142 kilómetros que dividen ambos países, es decir, 1.050 kilómetros se encuentran divididos hasta el momento. Tres barreras de contención, iluminación, detectores de movimientos, sensores y visión nocturna acompañados de vigilancia permanente con camionetas, helicópteros y drones no son suficientes para detener la inmigración ilegal, motivo por el cual Trump ha luchado para construir más pronto que tarde el muro que acabe con esto, teniendo como referencia las otras estructuras ya levantadas en todo el planeta.

Está el caso de el Sahara Occidental, que cuenta con un muro de más de 2.720 kilómetros que empezó a ser construido en 1980 por Marruecos para impedir acciones militares por parte de los Saharuis (habitantes de Sahara Occidental),proteger riquezas pesqueras y los yacimientos de fosfato con los cuales cuentan.

La zona también está militarizada cada 4 o 5 km y en cada 15 se ubicó un radar, y el interior fue brindado con minas y alambres. Este se presentó tras el abandono de España a su colonia del Sahara Occidental. Marruecos y Mauritania se repartieron el territorio y así, mientras tomaban su parte en las ciudades del Sahara, miles de saharauis se exiliaron en campamentos cercanos, por lo que el rey de Marruecos en ese momento, Hassan II, comenzó a construir la fortaleza.

Grecia inauguró en 2012 un muro para frenar la inmigración, de solo 12 km en la unión al territorio turco, ya que los otros 194 km están divididos por el río Evros. A raíz de esto, Bulgaria empezó a tener la llegada de migrantes y refugiados a lo que las autoridades decidieron levantar unos 33 km de valla con tres metros de altura en la frontera con Turquía. Luego de un año hicieron el anuncio que extenderían 130 km de 240 que está conformada y luego unos 60 km más, ya que le salía más favorable pagar 122 millones de euros que lo que pagaba por mantener vigilada toda la división.

Oriente medio. Israel y Cisjordania también se encuentran divididos por 723 km de zona que separa a la comunidad palestina, se hizo con el fin de la seguridad según Israel. El 85% de la ruta del muro corre a través de Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este. En la mayor parte está compuesto de una valla electrónica, cercas de púas y alambres y cuenta con un régimen complejo de obstáculos administrativos, físicos y legales.

En Corea existe la 'frontera intercoreana' que protege el límite territorial entre la República Popular democrática de Corea (Corea del Norte) y la República de Corea (Corea del Sur) creada en 1953, tiene una longitud de 238 km y 4 km de ancho. La zona estuvo considerada un sitio neutral hasta 'el incidente del asesinato con el hacha' de 1976, cuando dos soldados estadounidenses que acompañaban a unos obreros encargados de talar un árbol en la zona desmilitarizada (DMZ) fueron abatidos por militares norcoreanos. Las dos Coreas siguen, técnicamente en guerra, pues no se ha firmado, oficialmente, ningún tratado de paz.

'Los muros representan una fractura importante entre ricos y pobres, una fractura norte-sur', a pesar de que a veces los países del Sur quieren aislarse de sus vecinos, como, por ejemplo, Arabia Saudita, agrega Elisabeth Vallet, quien observa que 'la religión raramente es un factor' que explique la construcción de un muro fronterizo.

Sin embargo, sí existen, prueba de esto es el de Irlanda del Norte, en Belfast, establecido desde 1969 época donde se enfrentaban por medio de asesinatos y atentados entre católicos y protestantes. A finales del siglo XX se firmaron acuerdos de paz pero estos siguen en pie y se han convertido en atracción turística. En 2013 el gobierno se comprometió a derrumbarlos en un plazo de 10 años, es decir, que en 2023 dejarían de existir.

Suramérica

En esta parte del continente hay muros para dividir las clases sociales, barrios, como en Brasil, en la que una estructura de 11 kilómetros fue colocada en el sur de Río de Janeiro, también se alegó que era para detener la deforestación de los bosques atlánticos que cubrían los cerros cariocas y que con el crecimiento de las favelas están en peligro de desaparición.

Por otro lado, en Perú está en Lima el llamado 'muro de la vergüenza', tiene 10 km de largo, y separa una de las urbanizaciones más rica de la ciudad de una de las zonas más pobres, lo que ha generado muchas polémicas por ser 'discriminatorio', está ubicado en la vía al aeropuerto Jorge Chávez. Limeños consideran que de esta forma se ocultó los tugurios de la capital peruana.

En general, un tercio de estos muros fueron 'construidos para poner fin a un conflicto (Chipre, las dos Coreas, India y Pakistán), explica Elisabeth Vallet en una entrevista con la AFP. Recientemente 'aparecieron tres diferentes tipos de muros, la mayoría de estos contra los inmigrantes, muros antitráfico y muros antiterrorismo'.

La construcción de un muro o de una barrera brinda al poder político 'una respuesta clave' frente 'a una percepción de vulnerabilidad como en Estados Unidos, Bulgaria, Grecia o Hungría', donde 'la presión migratoria está cambiando la naturaleza de la identidad de una sociedad o ejerciendo una presión económica' y, por ende, dando la impresión de un riesgo sobre el empleo, según Vallet.

Los gobiernos harían mejor en trabajar para resolver las causas que están en el origen de los flujos migratorios antes que gastar en la construcción de muros que, dice, 'contribuyen a acentuar un fenómeno ineluctable, que es el de las grandes migraciones'. 'Es necesario invertir dinero en misiones de paz, en seguridad, en corredores humanitarios en Siria, que hubieran evitado a Hungría la construcción de esos muros', estima esta universitaria.

'Un muro cuesta muy caro' para las finanzas públicas y 'si todo el dinero fuera invertido en misiones de paz o, por ejemplo, para atender los cambios climáticos que generan inseguridad alimentaria y migraciones', se podría modificar 'el curso de la historia'.

Muro de Berlín

La caída del que unos denominaron 'muro de la vergüenza' y otros 'muralla de protección antifascista' abrió el camino hace 25 años a la reunificación de Alemania, y simbolizó para la posteridad el fin de la ‘Guerra Fría’. Los acuerdos entre las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial (EEUU, URSS, Reino Unido y Francia) marcaron en 1949 la división del mundo en dos bloques y Alemania, que desencadenó la contienda y luego fue su gran perdedora, se convirtió en arquetipo de ese reparto. Según diversos estudios, la Alemania Oriental perdió una sexta parte de su población en sus primeros años de existencia por la masiva emigración de ciudadanos hacia el oeste.

Ya en 1952, el partido comunista de la RDA (SED) comenzó a blindar la frontera con la República Federal Alemania (RFA) y en la noche del 12 al 13 de agosto de 1961 decidió sellar la más porosa, la que separaba el sector comunista de Berlín de los sectores estadounidense, francés y británico.

Primero fue una alambrada y poco después un muro de más de 155 kilómetros que rodeó el Berlín oeste y lo convirtió durante 28 años en una isla y, al mismo tiempo, en un símbolo para el mundo occidental. La caída del muro vino motivada por la apertura de fronteras entre Austria y Hungría en mayo de 1989, ya que cada vez más alemanes viajaban a Hungría para pedir asilo en las distintas embajadas de la República Federal Alemana.

Este hecho motivó a que el 9 de noviembre de 1989, el gobierno de la RDA afirmara que el paso hacia el oeste estaba permitido. Ese mismo día, miles de personas se agolparon en los puntos de control para poder cruzar al otro lado y nadie pudo detenerlos, de forma que se produjo un éxodo masivo. Al día siguiente, se abrieron las primeras brechas en el muro y comenzó la cuenta atrás para el final de sus días.