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La primera ministra británica Theresa May sobrevivió este miércoles al voto de censura lanzado por diputados de su formación disconformes con el Brexit, pero su principal problema sigue intacto: salvar su controvertido acuerdo ante la desconfianza de un tercio de su partido.  

En un nuevo ataque de fiebre en el drama del Brexit, los diputados rebeldes del Partido Conservador anunciaron por la mañana que habían logrado reunir las 48 cartas necesarias para retar el liderazgo de May.

Doce horas más tarde, perdían el voto por una considerable desventaja: 200 votos a favor y 117 en contra de la jefa de gobierno.

Theresa May sigue así en el cargo, aunque ha quedado patente que perdió la confianza de más de un tercio de sus diputados.

Para ganarse el apoyo de los legisladores reacios a sembrar el caos en el gobierno y el país a tres meses del Brexit, pero reticentes a mantenerla en las riendas del partido mucho tiempo más, May aseguró que no se presentará a las próximas legislativas.

'Ha dicho que no tenía intención de liderar (la campaña) para las elecciones de 2022', afirmó el diputado Alec Shelbrooke al término de una reunión de la jefa de gobierno conservadora con los legisladores de su formación, antes del inicio de una votación secreta que duró dos horas.