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Brasil desistió de albergar la próxima cumbre mundial del clima COP25 en 2019, año en que asume el poder el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien llega con un equipo crítico de las causas ambientales, las que vincula con la izquierda.

'Considerando las actuales restricciones fiscales y presupuestarias, que deberán permanecer en el futuro próximo, y el proceso de transición de la administración recién elegida, que inicia el 1 de enero de 2019, el gobierno brasileño se vio obligado a retirar su oferta de ser sede de la COP25', dijo el miércoles la cancillería brasileña en una nota.

'El gobierno brasileño realizó un análisis minucioso de los requisitos para ser sede de la COP25. El análisis se enfocó, en particular, en las necesidades financieras asociadas a la realización del evento', detalló la nota.

El anuncio ocurre a pocos días del inicio de la cumbre COP24 en Katowice, Polonia. La cumbre de 2019 debe llevarse a cabo entre el 11 y el 22 de noviembre.

Bolsonaro tendrá como canciller al diplomático Ernesto Araújo, quien ha asegurado que cumplirá el mandato del presidente de 'liberar a Itamaraty', la sede de la cancillería brasileña, de ideologías, según un artículo que publicó esta semana en el diario Gazeta do Povo, donde también habla de la existencia de un 'alarmismo climático'.

En sus publicaciones vía blog, Araújo, un admirador del presidente estadounidense Donald Trump, también ha considerado que 'a lo largo del tiempo, la izquierda secuestró la causa ambiental y la pervirtió hasta llegar al paroxismo, en los últimos 20 años, con una ideología de cambio climático, el climatismo'.

'Es lamentable, pero no sorprendente, que el gobierno brasileño retroceda en su oferta de ser sede del COP25', reaccionó la organización ambientalista Observatorio del Clima. 'Esto se debe probablemente a la oposición del gobierno electo, que ya declaró la guerra al desarrollo sustentable en más de una ocasión. No es la primera ni será la última mala noticia de Jair Bolsonaro en esa área'.

'Al ignorar la agenda climática, el gobierno federal también deja de proteger la población, golpeada por un número creciente de eventos climáticos extremos. Estos, lamentablemente, no dejan de ocurrir solo porque algunos dudan de sus causas', añadió la organización.

Bolsonaro fue blanco de críticas por haber sugerido inicialmente fusionar el ministerio de Agricultura con el de Medio Ambiente, aunque después dio marcha atrás, según dijo, por sugerencias de representantes del agronegocio, para evitar presiones internacionales. Sin embargo aseguró que no cederá a las presiones de las ONG.

El coordinador de políticas públicas de Greenpeace Brasil, Marcio Astrini, recordó hace unos días que el nuevo presidente adelantó que hará modificaciones en lo que respecta a áreas protegidas, y que disminuiría los poderes de fiscalización y las sanciones a los crímenes ambientales.