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Francia y Japón reafirmaron ayer su decidido apoyo a la alianza de las firmas automovilísticas Renault, Nissan y Mitsubishi, que se tambaleó en los mercados tras el arresto en Japón de su presidente, Carlos Ghosn, acusado de ocultar ingresos al fisco. El equilibrio del imperio automotor, que emplea a más de 180.000 personas en todo el mundo, reposaba hasta ahora en este ejecutivo de nacionalidad francesa, libanesa y brasileña, un empresario con reputación mundial cuya brutal caída provocó nerviosismo en las bolsas.

El presidente del consejo de administración de Renault, de 64 años, está en un centro de detención de Tokio, tras ser arrestado la víspera cuando salía de su jet privado. Los diarios nipones hablaban de 'la caída de un reformador carismático'.

En un comunicado, el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, y su homólogo japonés de Economía, Hiroshige Seko, 'reafirmaron el importante respaldo de los gobiernos francés y japonés a la alianza', tras una conversación telefónica.

Las acciones de Nissan y Mitsubishi (MMC) cayeron con fuerza en el mercado de Tokio. Nissan cerró con pérdida del 5,45%, MMC del 6,84%.

A media jornada, Renault perdía en París algo más del 2%, tras dejarse un 8,43% el pasado lunes.

Conspiración

La fiscalía japonesa confirmó que Ghosn estaba detenido por presunta ocultación de ingresos. Según un comunicado, Ghosn 'conspiró para minimizar su retribución en cinco ocasiones entre junio de 2011 y junio de 2015'.

En total se declararon al fisco 4.900 millones de yenes (unos 37 millones de euros al curso actual), pero Ghosn había ganado casi 10.000 millones de yenes en ese periodo, indicó la fiscalía.

En Francia, el ministro de Economía, Bruno Lemaire, aseguró que Ghosn estaba en regla. 'No hay nada particular que señalar', afirmó tras pedir a sus servicios que 'verificaran la situación fiscal de Carlos Ghosn en Francia'.