Más de 3.200 centroamericanos de una caravana migrante se encontraban ayer en la mexicana Tijuana en medio de expresiones hostiles de sus habitantes, sin fecha para solicitar refugio a Estados Unidos y algunos desesperados al grado de querer lanzarse a cruzar la barda fronteriza sin importar las consecuencias.
Al mediodía cientos de personas se arremolinaban en una confusa fila en el paso fronterizo de El Chaparral de Tijuana.
El trayecto de la caravana, que sumó más de 7.000 personas, había transcurrido sin mayores incidentes hasta que llegaron a Tijuana, donde el alcalde conservador Juan Manuel Gastélum, pide que sean expulsados pues 'llegan en un plan agresivo, grosero'.
'Derechos humanos se me va a echar encima, pero los derechos humanos son para los humanos derechos', dijo Gastélum a la televisora Milenio.
'Mucha gente, no todas, no hay que generalizar, es muy mal agradecida quieren exigir sus propios derechos, si no los exigieron en su propio país, por qué lo vienen a exigir aquí', dijo a la AFP José Bernal, un residente de Tijuana.
En Facebook se han creado al menos tres grupos en contra de la caravana migrante. En Twitter se multiplican los mensajes de rechazo y en WhatsApp ya hay cadenas con mensajes que reclaman a los centroamericanos 'empíezale a trabajar' y 'no vengas a exigir'.