El grueso de la caravana de migrantes que salió hace un mes de Honduras comenzó a llegar ayer a la ciudad mexicana de Tijuana, fronteriza con Estados Unidos, acampando a un costado del muro divisorio y desafiando así a los miles de soldados desplegados por el presidente Donald Trump.
Durante la madrugada de ayer, 22 buses con migrantes llegaron a la entrada de la ciudad, constató la AFP. Estos se sumaron a unos 800 centroamericanos que se habían adelantado a la caravana y llegado en grupos pequeños desde el fin de semana pasado, totalizando más de 1.500 en la zona.
'Ya estamos en la puerta de Tijuana, no veo la hora de llegar a la frontera. Esto ha sido un viaje eterno pero Dios nos trajo con bien hasta acá', dijo Carmen Soto, una hondureña que viaja con sus dos pequeños hijos, al descender de uno de los buses para unirse a un río de migrantes que caminaban por una carretera de esa ciudad.
La ONU estimó que la caravana estaba compuesta por 7.000 migrantes, pero durante el viaje se ha fraccionado y un importante número de ellos solicitó asilo en México o claudicó y pidió el retorno voluntario a sus países.
El objetivo de los migrantes es que el gobierno estadounidense les otorgue el estatus de refugiados debido a la extrema violencia y pobreza que viven en sus países, pero para lograrlo deben cruzar la frontera por un acceso oficial, de acuerdo con un decreto firmado la semana pasada por el presidente Trump.
Protesta contra migrantes
En su intento por respetar ese decreto, los migrantes se instalaron en un campamento en el malecón de Tijuana, hasta donde llegaron la noche del pasado miércoles unos 300 residentes de esta ciudad protestando por su presencia, cantando a todo pulmón el himno nacional mexicano ante la mirada de un grupo de policías que los separaba de los migrantes.
A pesar de la presencia policial, habitantes del barrio Playas de Tijuana lanzaron piedras contra los migrantes en el Parque de La Amistad, situado a un costado del mar y del muro fronterizo.
'No los queremos, es como si yo fuera a su casa y dejara todo este cochinero (desorden). No queremos delitos', espetaba una vecina de Playas de Tijuana a los migrantes.
'Pasamos por todo México, en ciudades grandísimas y así nos reciben aquí', respondió uno de los migrantes.