La principal caravana de migrantes centroamericanos que desafía al presidente Donald Trump con su caminata hacia Estados Unidos se fragmentó nuevamente en Ciudad de México, donde cientos reanudaron su camino ayer mientras el grueso permanece en un albergue esperanzados de conseguir autobuses para llevarlos.
La noche anterior, en una asamblea se había decidido mayoritariamente que salían de la capital luego de fracasar en su pedido de que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) los dotara de 150 autobuses para facilitar su camino.
'Le dijimos a (las agencias de) la ONU que no los queremos volver a ver en nuestra caravana, nos han engañado', dijo Noé Martínez, un hondureño de 33 años que junto con otros migrantes que permanecen en el albergue dieron una rueda de prensa.
Este grupo, que asegura representar a migrantes de sus respectivas regiones de origen, acusó a la ONU de haberlos 'abandonado' y acusaron al equipo del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien alguna vez les prometió trabajo en México, de no cumplir su palabra.
'Hicimos una solicitud de encuentro con él o con su gente, pero fue rechazada directamente, nos dijeron que no teníamos derecho de tener una charla con ellos', aseguró el hondureño Rubén García.
Sobre la caravana, López Obrador se limitó a señalar en rueda de prensa que la solicitud de los migrantes fue canalizada a personal que se encargará de asuntos migratorios y de derechos humanos de la secretaría de Gobernación (Interior).