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Cansados pero sonrientes, miles de migrantes hondureños emprendieron este domingo su caminata desde la mexicana Ciudad Hidalgo (sur) con dirección a Estados Unidos, tras haber librado la frontera con Guatemala y desafiando advertencias de México y Washington de no entrar a sus territorios ilegalmente.

Parte de la caravana migrante, que salió de Honduras hace más de una semana con más de 4.000 personas, logró cruzar ilegalmente el río fronterizo y evadir la vigilancia de cientos de policías mexicanos sobre el puente internacional, por donde solo se permite el paso a mujeres y niños.

'Nadie nos va a detener, si ya nos aventamos al río y ya hicimos de todo para llegar hasta acá, no nos detienen', dijo animado Aarón Juárez, de 21 años, quien caminaba con dificultad debido a las llagas en sus pies y viajaba con su esposa y su bebé de meses.

Según el gobierno mexicano unos 900 hondureños habrían logrado cruzar ilegalmente por el río Suchiate.

El grupo se dirige ahora hacia Tapachula, a unos 40 kms de Ciudad Hidalgo adonde esperan llegar en unas seis horas.

Con maletas pequeñas o mochilas en las que transportan sus pocas pertenencias, los migrantes caminaban a paso firme y ágil pese al cansancio que se evidencia en los rostros de muchos.

El llanto de niños y bebés acompañaba la marcha de la nutrida columna que, por su longitud, se perdía a la vista, atestiguó la AFP. A la vanguardia, algunos llevaban la bandera hondureña.

La caravana ya recorrió más de 700 kms desde la hondureña San Pedro Sula, de donde partieron el 13 de octubre, hasta de Ciudad Hidalgo, en el sureño estado mexicano de Chiapas.

3.000 km por delante

Tapachula será la siguiente parada de un recorrido de al menos 3.000 kilómetros hasta la frontera entre México y Estados Unidos, su destino final.

Algunos participantes de la marcha comentaron a la AFP que un grupo de policías antimotines mexicanos los estaría esperando más adelante en el trayecto, aunque no fue posible confirmar de momento esta versión.

No todos, sin embargo, estaban dispuestos a emprender el titánico trayecto. De hecho, algunos migrantes decidieron cruzar el río de regreso a Guatemala, algunos por temas familiares y otros simplemente por cansancio, constató la AFP. 

Según el gobierno mexicano, del grupo original unos 1.500 ya optaron por desertar y regresar a Honduras.

Hasta la noche del sábado, se estimaba que unos 2.200 hondureños permanecían varados en el puente internacional esperando poder ingresar legalmente a México, aunque el acceso era a cuentagotas y dando prioridad a mujeres y niños.

El Ministerio de Gobernación mexicano informó el sábado haber recibido 640 solicitudes de refugio en el paso fronterizo y aseguró que ha dado atención prioritaria a 164 mujeres, algunas de ellas con embarazo avanzado, y a 104 menores de edad.

El éxodo fue fuertemente criticado por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien ha amenazado a Guatemala, Honduras y El Salvador con quitarles la ayuda financiera si no contienen la migración ilegal.

En tanto, los presidentes de Honduras, Juan Orlando Hernández, y de Guatemala, Jimmy Morales, denunciaron el sábado motivaciones políticas en la caravana, que se aprovecha de la 'desgracia del ser humano' y de la 'buena fe' de los Estados.