Miles de feligreses salvadoreños y de otros países celebraron en forma emotiva la madrugada del domingo en San Salvador la canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero, proclamada por el papa Francisco en Roma.
Frente a la catedral de San Salvador, peregrinos que observaban por medio de pantallas gigantes la ceremonia en el Vaticano, estallaron en un prolongado aplauso, abrazos y llantos de alegría cuando el pontífice declaró santo a Romero, el párroco recordado como la 'voz de los sin voz', asesinado por una bala en 1980.
Las campanas del templo sonaron en forma intensa, centenares de globos blancos fueron liberados, mientras luces de colores y otros pirotécnicos surcaron el cielo.
Escenas similares de júbilo se produjeron en Ciudad Barrios, la cuna natal de Romero, en el noreste, y en iglesias de todo el país.
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'Nuestra nación está de júbilo', dijo el presidente Salvador Sánchez Cerén desde Roma, en un mensaje en cadena nacional de radio y televisión.
En San Salvador, el desfile de peregrinos, que también llevaban retratos o camisetas con la estampa de Romero, comenzó desde el sábado frente a la tumba del religioso en la cripta de la céntrica catedral de San Salvador, y en el hospital La Divina Providencia, en el sector norte de la ciudad.