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Los operarios comenzaron el lunes una gran limpieza en Hong Kong para retirar árboles y restos de todo tipo, un día después del paso del tifón Mangkhut que dejó decenas de muertos en Filipinas.

El balance de muertos en el archipiélago filipino, regularmente azotado por violentos tifones, subió a 65 muertos el domingo, después de que los socorristas retiraran nuevos cuerpos en Itogon, una ciudad de la isla de Luzón, en el norte de Filipinas, donde se produjo un gigantesco alud de tierra.

Este deslizamiento de tierra se llevó un refugio de emergencia utilizado por los mineros y sus familias. De momento no se halló ningún superviviente pero las búsquedas continuaban, indicó a AFP el alcalde de Itogon, Victorio Palangdan.

El portavoz de la policía nacional, Benigno Durana, indicó por su parte a la AFP que 43 personas siguen desaparecidas, y que más de 155.000 se encuentran en centros de evacuación, dos días después del paso del tifón.

Mangkhut, considerado el tifón más fuerte del año, destrozó zonas agrícolas del norte de Luzón a sólo un mes de las cosechas, que representan una parte importante de la producción de arroz y maíz del país.

Tras destrozar el norte del archipiélago, la tormenta cruzó el mar de China meridional. Su epicentro pasó a un centenar de kilómetros al sur de Hong Kong, y aún más cerca de Macao. El domingo por la tarde tocó tierra en el sur de China. En la provincia de Guangdong se registraron dos muertos.

Las autoridades indicaron que evacuaron a más de tres millones de personas en el sur de China, y ordenaron a decenas de miles de barcos de pesca regresar a puerto antes de la llegada del tifón.

En Hong Kong, el gobierno local calificó los daños de 'graves e importantes'. Más de 300 personas resultaron heridas por el paso del tifón.

Cuando el viento se calmó, el domingo por la noche, los operarios de protección civil multiplicaron las salidas para limpiar las calles.

La limpieza se intensificó el lunes. Los hongkoneses tenían dificultades para llegar a sus trabajos en medio de las calles repletas de ramas, árboles y escombros, algunos incluso llenas de lodo o aún inundadas.

Las escuelas permanecieron cerradas y la mayoría de los autobuses no funcionaron por la mañana. La circulación de trenes y metros era irregular.

 Reabren los casinos

Algunas zonas se vieron afectadas por aludes de lodo e inundaciones por las poderosas olas.

En el barrio de Tseung Kwan O (este), el mar desatado movió las rocas que normalmente rompen la energía de las olas.

La tormenta, acompañada con ráfagas de hasta 230 km/h, hizo tambalear los rascacielos de la ciudad, pulverizando a veces los cristales.

Los habitantes de Hong Kong esperaron el domingo en sus casas el fin de la tormenta.

Los pueblos de pescadores de este territorio chino fueron los más afectados, como el de Lei Yue Mun (este), cuyas callecitas estaban recubiertas casi todas con restos de todo tipo.

En el parque Victoria, en la isla de Hong Kong, los árboles estaban caídos.

En el territorio chino de Macao, por primera vez en su historia, sus 42 casinos cerraron antes de la llegada del tifón, por orden de las autoridades, muy criticadas en 2017 por la falta de preparación ante la llegada de un tifón.

Los casinos volvieron a abrir el lunes y la ciudad estaba siendo limpiada tras las enormes inundaciones que obligaron a veces a los socorristas a intervenir con motos acuáticas.

Los comerciantes sacaban el barro de sus negocios mientras los habitantes secaban sus pertenencias en las calles.