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La tormenta Florence, que ha dejado hasta el momento 13 muertos en la costa atlántica de Estados Unidos, pierde fuerza y el domingo se redujo a depresión tropical, aunque las autoridades advirtieron de que la devastación que causó, principalmente las inundaciones, están lejos de terminar. 

Según medios estadounidenses, el balance provisional es de 13 muertos, de los que 10 se produjeron en Carolina del Norte y los otros tres, en Carolina del Sur, entre las que se encuentra una mujer de 61 años que chocó su auto contra un árbol caído en la carretera. 

Las ráfagas de viento y lluvia torrencial causaron daños importantes. Muchos caminos permanecen cortados por árboles y postes de la luz arrancados y por el agua acumulada.