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Pintar grafitis era el hobby de Cristian Felipe Martínez Rodríguez, un adolescente bogotano de 17 años, radicado en los últimos años en Argentina.

Hoy día, sin pensarlo, esa actividad le cobró la vida luego de que al parecer un vecino del sector de Almagro (lugar en el que ocurrieron los hechos), lo confundiera con un delincuente mientras pintaba junto a varios amigos un grafiti en una fábrica abandonada, según contó su hermana Juliana durante una entrevista para el canal argentino TN.