Compartir:

Alimentos que empiezan a escasear, precios que se disparan y largas filas frente a las gasolineras aguardaban este viernes a muchos habitantes de Sao Paulo, la capital financiera de Brasil, ralentizada por la huelga de camioneros que desde hace cinco días colapsa la economía del país.

La situación es tan crítica que el presidente Michel Temer ordenó movilizar a las fuerzas armadas para poner fin a este movimiento que comenzó el lunes y que ha provocado graves problemas de abastecimiento en este país de tamaño continental.

En Sao Paulo, el alcalde decretó incluso el estado de emergencia para poder requisar combustible.

Como ocurre en numerosas ciudades del país, los productos frescos son cada vez más escasos en los supermercados de esta megalópolis de 12 millones de habitantes. Y los que hay, muchas veces duplican su precio habitual.

En al acomodado barrio de Jardim Paulista, un comerciante instalado en un mercado callejero temía quedarse sin mercancía para los próximos días.

'Hoy estoy aquí, pero la próxima semana no lo sé. Va a pasar como en Venezuela, la gente tiene dinero pero no hay nada para comprar', lamentaba este vendedor que quiso mantener su anonimato.

Según él, en el mercado mayorista donde compra sus productos un saco grande de patatas, que antes se vendía a 50 reales (unos 13 dólares), se está negociando en alrededor de 100.

 Mercado negro

Pero la escasez no afecta únicamente a la comida. En algunos barrios humildes de Sao Paulo los pequeños comercios ya no venden las bombonas de gas que se emplean en numerosos hogares brasileños para cocinar.

En un supermercado del barrio popular de Parque Independencia, en la zona este de la ciudad, los clientes que se apresuraban a comprar provisiones se encontraban con grandes paneles que les avisaban que algunos productos no estaban disponibles debido a la huelga de camioneros.

'Faltan algunas cosas porque no están consiguiendo llegar. El mercado está vacío, nos están faltando verduras, y las que hay subieron mucho de precio', afirmó Dina Goes, una vecina de 41 años.

'Espero que lo resuelvan pronto porque la situación se está poniendo muy difícil', reclamó.

Como la escasez es menos severa en los barrios acomodados, Dina tiene la intención de desplazarse en un bus a una zona más céntrica para comprar leche en polvo para su bebé.

La crisis de abastecimiento ha provocado también la proliferación de un nuevo tipo de mercado negro. Frente a una gasolinera cerrada por falta de combustible, un operario ofrecía sus propias alternativas a los conductores.

'Tengo un bidón guardado, si quieres', proponía.

 Autobuses reducidos

En este viernes atípico, el mejor medio para desplazarse seguía siendo el metro, pero su red no alcanza a muchas zonas de la mayor ciudad de Sudamérica que dependen de los autobuses. Y la flota de vehículos municipales funcionaba de forma reducida a causa de la escasez de combustible.

Las grandes autovías que conducen a la ciudad estaban bastante afectadas por los bloqueos y muchas personas preferían recorrer largas distancias andando antes que esperar a un bus que no se sabe cuándo pasará.

El viernes, además, los chóferes del transporte escolar decidieron sumarse a la huelga, atascando importantes vías de la ciudad.

En una de ellas, en el este de Sao Paulo, una decena de estos vehículos amarillos y blancos llegaron a cortar una calle ante la mirada impotente de la policía, mientras decenas de furgonetas tomaban la céntrica Avenida Paulista.

'En verdad, estamos en un estado de emergencia. Estamos reivindicando la atención de los gobernantes para tener un Brasil mejor', pidió Eneas Ferreira, conductor de un bus escolar en huelga.

Pero, pese al caos de los últimos días, los brasileños se resisten a perder el sentido del humor y en las redes sociales muchos compartían divertidos memes sobre la crisis como una imagen de unos policías empujando su auto o una flota de carros empujados por asnos para reemplazar a los camiones.