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La epidemia de opiáceos que golpea a Estados Unidos y en particular al estado de New Hampshire se originó con la prescripción de medicamentos contra el dolor. ¿Cómo comenzó? ¿Qué efecto tienen los opiáceos en el cuerpo? ¿Alcanzó ya la crisis su máxima expresión en la historia?

Lisa Marsch, experta en prevención y tratamiento de enfermedades ligadas al abuso de sustancias y profesora de la Facultad de Medicina Geisel de la Universidad de Dartmouth, contesta estas preguntas.

¿En qué difiere la crisis de opiáceos del crack o la heroína?

La crisis en gran parte se debió a las buenas intenciones de los médicos que trataban de aliviar el dolor (...) y las empresas farmacéuticas estaban inundando el mercado con muchas opciones de opiáceos. Afecta a todo tipo de personas de cualquier estrato socioeconómico, pero sigue siendo un fenómeno predominantemente blanco. En la década de 1970 y 1980, los afroestadounidenses, las comunidades negras en Estados Unidos estaban destrozadas por las epidemias de crack y heroína, y (...) para las generaciones que siguieron, el uso de algunos de esos tipos de drogas quedó muy estigmatizado.

Adicción al fentanilo

Marsch examinó a 76 usuarios activos de fentanilo, un analgésico opioide. Dice que el 80% de ellos llegaron a los opiáceos tomando primero pastillas para el dolor, que usualmente un par de años después se pasaron a la heroína, y tras otro par de años, al fentanilo. 'La parte de tu cerebro centrada en tu sobrevivencia es la que los opiáceos ocupan (...) y tu cerebro te está diciendo: esto es parte de lo que necesito para sobrevivir'.

Los indicadores nacionales no apuntan a una mejora inmediata. 'Salvar vidas, la rápida distribución del Narcan (...) eso es solo parte de las muchas cosas que se precisan', dice Marsch en referencia al poderoso antídoto a una sobredosis de drogas. 'Hemos visto cada vez más reportes de fabricación casera (...) Puedes conseguir algunos ingredientes clave y transportarlos. La gente literalmente cuenta que está fabricando fentanilo en licuadoras en sus casas. El carfentanil ha entrado recientemente en escena, y es unas 100 veces más poderoso que el fentanilo, así que el tamaño de un grano de arena de carfentanil puede realmente matar a una persona. Fue concebido para tranquilizar a un animal muy grande (...) Debido a su potencia puedes absorberlo a través de tu piel (...) Así que si alguien está tratando de revertir una sobredosis de una persona durante un procedimiento médico de emergencia, podría tener una sobredosis ella misma si tiene contacto con la droga', dijo la experta.

En Colombia

En un informe entregado por la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación (S.C.A.R.E) en octubre de 2017, Andrés López Velasco, director del Fondo Nacional de Estupefacientes, y Claudia P. Cordero, integrante del Grupo Interno de Trabajo de Medicamentos del Estado de la misma entidad, hicieron algunas precisiones sobre el consumo de opioides en Colombia.

Por ejemplo, que en el estudio nacional de consumo de sustancias psicoactivas en el país, realizado por el Observatorio de Drogas de Colombia en 2013, se determinó que el 1.07 % de las 32.605 personas a las que se les preguntó si alguna vez en la vida habían usado analgésicos opioides sin prescripción médica, tales como morfina, oxicodona, fentanilo, hidromorfona, meperidina, tramadol o hidrocodona, de edades entre 12 y 65 años, declararon haber usado al menos una vez alguna de esas sustancias.

'No se observaron diferencias relevantes por sexo, y se encontró un mayor uso en jóvenes de 18 a 34 años (sin desconocer el grupo de 45 a 64 años) y en población de estratos 4 a 6. La encuesta no determinó la motivación del uso de dichos medicamentos sin prescripción, podría profundizarse en este tema y establecer si, en los casos respectivos, se trató de una automedicación para el alivio del dolor o de un uso motivado por los efectos recreativos de los agonistas opioides', opinaron los expertos.