El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva llegó este sábado a la sede de la Policía federal de Curitiba, donde empezará a cumplir su condena de 12 años de cárcel por corrupción.
El exmandatario de izquierda llegó a bordo de un helicóptero, que se posó a las 10:30 p.m. (hora brasileña) sobre la sede del edificio. Había sido detenido por la tarde en las afueras de Sao Paulo, desde donde fue trasladado a Curitiba en avioneta.
Varias centenas de adversarios de Lula se congregaron durante horas frente al edificio, lanzando fuegos artificiales, haciendo sonar cornetas y silbatos y golpeando cacerolas. Desplegaron una bandera de Brasil gigante, al grito de '¡¡Viva la República de Curitiba, viva Sergio Moro!!', refiriéndose al juez que ordenó su encarcelamiento.
'La República de Curitiba aguarda la llegada del mayor corrupto del país', gritaba una mujer sobre un camión de sonido.
Curitiba es la denominada capital de Lava Jato, la investigación que sacó a la luz una descomunal red de corrupción encaramada en el aparato estatal.
'Quiero que Lula venga, que lo detengan. (...). Gracias a esta detención existe ahora una pizca de esperanza en Brasil, de justicia', dijo Felipe Ploencio, un guardián de seguridad, de 26 años.
'Es difícil no comprar esa causa, porque es una causa justa, de resolución de problemas para el país, de eliminación de la corrupción', afirmó por su lado Joao Bosco, un vecino del lugar.
Del otro lado de un vallado tendido por la policía para la ocasión, había igualmente unos cientos de lulistas.
'Lula fue el mejor presidente de Brasil, hizo una revolución social, su prisión es injusta e ilegal', afirmó Eunice Campos, una psicopedagoga de 60 años.
Lula será alojado en una celda especial, de unos 15 metros cuadrados, con baño privado. Tendrá derecho a una visita semanal de familiares cercanos y durante dos horas al día podrá tomar baños de sol.