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Miles de civiles huían el sábado en Siria, donde la guerra causa estragos en dos frentes distintos: en Afrin, enclave kurdo en el noroeste del país, y en el último bastión rebelde de Guta Oriental, a las puertas de Damasco.

El régimen sirio de Bashar al Asad, respaldado por su aliado ruso, prosigue sus intensos bombardeos sobre las zonas rebeldes en Guta, donde reconquistó más del 80% del bastión rebelde gracias a una mortífera ofensiva lanzada el 18 de febrero con la que obligó a los civiles a huir.

El sábado, el régimen se hizo con otras dos localidades rebeldes de Guta: Kfar Batna y Saqba, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

En la misma jornada, al menos 37 civiles, incluidos cuatro niños, fallecieron en ataques aéreos contra las zomas de Guta aún controladas por los rebeldes, de acuerdo con la misma fuente.

Para escapar de las penurias, las bombas y la muerte, más de 20.000 personas abandonaron ayer el enclave, elevando a 50.000 el número de civiles que huyeron de la zona desde el jueves, según el OSDH.