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Un enfrentamiento entre presos y policías durante una requisa dejó este miércoles siete reclusos muertos y más de una veintena de heridos en el penal de Palmasola de la ciudad de Santa Cruz, en el este de Bolivia.

Unos 2.300 policías ingresaron en la madrugada al recinto carcelario, donde había unos 4.000 reclusos, para tomar su control, pues en el lugar 'había un completo desgobierno', según informó el viceministro de Régimen Interior, José Luis Quiroga, quien temprano anunció que había seis muertos.

Pero un último balance oficial del Ministerio de Gobierno mencionó de un séptimo fallecido.

'A raíz de la resistencia al operativo existen 7 internos fallecidos, 3 policías heridos con armas de fuego, 3 policías policontusos y 18 internos presentan diversas heridas', señaló ese despacho oficial que tiene tuición sobre la policía y las cárceles del país.

El enfrentamiento entre policías y reclusos se produjo una semana después de que estallara un motín tras la decisión gubernamental de prohibir la visita de niños menores de 6 años a sus familiares presos.

El viceministro Quiroga explicó que ese motín tuvo como trasfondo una pugna de poder entre los internos, además de que había una falta de control, pese a que el ingreso de personas y productos está en manos policiales.

Aseguró que el propósito de la requisa era acabar con esas irregularidades, 'pues se ha podido identificar que desde el recinto se estaban' planificando delitos a ser perpetrados en la ciudad.

Cuando comenzaron a ingresar los uniformados a la cárcel, algunos presos hicieron 'uso de armas de fuego' hiriendo a tres oficiales, por lo que los agentes reaccionaron disparando, agregó el viceministro.

'Ha sido un operativo exitoso, hemos tomado el control' del penal, dijo Quiroga, agregando que los reos conflictivos serán reubicados en otras cárceles.

Droga y destiladora de alcohol

La policía, en otro informe, reveló que secuestró 85 armas blancas, nueve armas de fuego, cuatro granadas de guerra y 188 teléfonos móviles, según reseñó el diario La Razón.

El jefe nacional de la Policía, general Alfonso Mendoza, informó más temprano que también hallaron 'una fábrica destiladora de alcohol, un sin fin de puestos (de venta) de droga, marihuana, cocaína'.

También mencionó que antes del ingreso, los policías lograron gestionar la salida de esposas e hijos de los presos, quienes pernoctan voluntariamente en el penal, pero salen de día a trabajar y estudiar.

Tras la requisa, afuera del penal se congregaron decenas de familiares de reclusos, quienes exigían a gritos y con llanto saber qué pasaba con sus seres queridos.

'Han entrado a lincharlos, a dispararlos con armas de fuego, han entrado a matarlos. Mi esposo está adentro, no sé si vivo o muerto', dijo llorando una mujer a la radio católica Fides.

La policía dispersó con aerosoles lacrimógenos a la gente congregada afuera del penal.

Una historia de violencia

La cárcel de Palmasola fue escenario, en 2013, del más grave enfrentamiento entre presos registrado en Bolivia, que dejó 35 muertos. El penal se asemeja a una ciudadela, donde algunos reclusos ejercen el control interno, bajo escasa supervisión estatal.

La semana pasada hubo un motín y una fuga de media docena de reclusos y dos aún siguen prófugos.

Las cárceles bolivianas sufren un grave hacinamiento y son, según la OEA, las segundas más superpobladas de Latinoamérica, después de las de El Salvador.

Los penales en Bolivia tienen capacidad para 3.738 presos, pero albergan a más de 15.000, según los últimos datos disponibles de la Dirección Nacional de Régimen Penitenciario.