Compartir:

El despido el martes de Rex Tillerson del Departamento de Estado estadounidense podría significar la sentencia de muerte del acuerdo nuclear con Irán, tensando aún más las ya difíciles relaciones entre Estados Unidos y sus aliados europeos, partidarios de salvar el histórico texto.

Para justificar el cese, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recurrió a un desacuerdo con su secretario de Asuntos Exteriores. 'El acuerdo con Irán pensé que era terrible, él pensó que estaba bien. Yo quería romperlo o hacer algo, él pensaba diferente'.

'Trabajamos con nuestros aliados y socios para bloquear el camino de Irán hacia las armas atómicas y luchamos contra su apoyo al terrorismo', aseguró más tarde el mandatario. 'Donde sea que vayamos en Oriente Medio, se nos habla de Irán, Irán, Irán'.

Trump anunciará el 12 de mayo si, como ya ha insinuado repetidas veces, su país sale del acuerdo y restaura el régimen de sanciones contra la República islámica.

El acuerdo fue alcanzado en julio de 2015 entre Irán y las cinco grandes potencias que integran el Consejo de Seguridad de la ONU: Estados Unidos, China, Francia, Rusia y Reino Unido, junto a Alemania. El texto estipula la detención del programa nuclear de Teherán e inspecciones internacionales en varias instalaciones a cambio del levantamiento de las sanciones económicas que asfixiaban al país.

El resto de los firmantes ven el texto como una victoria histórica para la no proliferación de armas nucleares, tras un década de tensión. Irán asegura que nunca intentó dotarse de este tipo de armamento, pero advirtió que el país podría reanudar rápidamente el enriquecimiento de uranio si se abandona el acuerdo.

El presidente de Estados Unidos lanzó un ultimátum a sus aliados europeos para llegar a un acuerdo con Irán que 'remedie las terribles lagunas' que contiene el texto. Trump pide más inspecciones y, sobre todo, la negativa a extender la duración de las restricciones a la producción de combustible nuclear.

Apoyado por el secretario de Defensa, Jim Mattis, Tillerson y su equipo pidieron a Trump que escuchara a los europeos, que tratan de preservar el acuerdo mientras lo refuerzan.

Pero después del nombramiento al frente del Departamento de Estado del jefe de la CIA Mike Pompeo, un 'halcón' en el tema iraní, el multimillonario republicano parece más dispuesto a seguir sus instintos.

Ello tendría consecuencias 'catastróficas' para la seguridad nacional, advierten desde el centro Diplomacy Works, fundado por los consejeros de John Kerry, exjefe de la diplomacia durante la gestión de Barack Obama, que negoció y firmó el acuerdo de 2015.