El ejército estadounidense permanecerá en Siria hasta que el grupo yihadista Estado Islámico (EI) sea completamente derrotado, pero también para contrarrestar la influencia iraní y, en última instancia, ayudar a la salida del presidente Bashar al Asad, dijo el miércoles Rex Tillerson.
'Es crucial, para nuestro interés nacional, mantener una presencia militar y diplomática en Siria', dijo el secretario de Estado estadounidense en Stanford, California, durante un discurso sobre la estrategia de Washington para acabar con el conflicto.
La misión militar continuará teniendo como objetivo prioritario 'que el EI no resurja', dijo. 'EI está actualmente con un pie en la tumba, y con la presencia militar estadounidense en Siria pronto tendrá dos', ilustró.
Llamó a no 'cometer el mismo error que en 2011', cuando 'una partida prematura de Irak permitió que Al Qaida sobreviviera' en ese país, antes de mutar para dar vida al EI.
Según Tillerson, 'una retirada estadounidense' proporcionaría a Irán, bestia negra de la administración de Donald Trump, 'una oportunidad de oro para fortalecer aún más sus posiciones en Siria', donde Teherán ya está presente apoyando al régimen de Asad.
'Debemos asegurarnos de que la resolución de este conflicto no permita a Irán acercarse a su gran objetivo: el control de la región', dijo.
El secretario de Estado estableció además, por primera vez, un vínculo entre la presencia estadounidense en Siria y la necesidad de lograr la partida de Asad.
'Una retirada total del personal estadounidense en esta etapa ayudaría a Asad a continuar con su brutalidad hacia su propio pueblo', dijo. Pero 'una Siria estable, unida e independiente requiere un liderazgo post-Asad para tener éxito', insistió.