Los huracanados vientos que alimentan los incendios incontrolados del sur de California, y que han obligado a evacuar a cientos de miles de personas, abrieron nuevos focos cerca de la ciudad de San Diego.
Desde que estalló en la noche del lunes en el condado de Ventura, a una hora al noroeste de Los Ángeles, el llamado incendio Thomas ha arrasado ya 53.400 hectáreas, un área que triplica el tamaño de la capital estadounidense, Washington DC, y sólo está contenido en un 10%.
Los bomberos luchan día y noche bajo una espesa nube de humo negro por combatir las llamas en seis frentes, que han destruido centenares de inmuebles, incluidas mansiones que valen millones de dólares.
Con ráfagas de hasta 100 km/h, los feroces vientos de Santa Ana generan para este viernes un 'peligro extremo de incendios', advirtieron las autoridades. El alerta roja fue ampliada al resto del fin de semana.
A pesar de la intensidad de las llamas, las autoridades reportaron hasta ahora un solo fallecido: una persona no identificada hallada en Ventura.
A más de 250 km al sur, el incendio Lilac crecía a un ritmo alarmante, después de arrasar ya con 1.600 hectáreas desde que arrancó el jueves de mañana, obligando además a una ola de evacuaciones.
Cuatro personas hasta ahora resultaron heridas de quemaduras y por el humo en el área de Lilac.
Las llamas cobraron además la vida de más de dos docenas de caballos de carreras, luego de destrozar ocho establos en el centro de entrenamiento San Luis Rey, donde había unos 500 ejemplares, dijo la Junta de caballos de carrera de California en un comunicado.