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Devin Patrick Kelley, que mató a tiros a 26 personas en una iglesia de Texas, habría actuado motivado por problemas familiares, dijeron las autoridades este lunes, mientras el acceso a las armas de fuego en Estados Unidos vuelve a estar sobre la mesa.

La masacre del domingo, ocurrida solo cinco semanas después del tiroteo más mortífero perpetrado en Estados Unidos, se produjo cuando Kelley, de 26 años, vestido de negro y con chaleco antibalas abrió fuego con un rifle de asalto contra los feligreses en una iglesia bautista, dejando además una veintena de heridos.

Las víctimas, con edades entre cinco y 72 años, asistían al servicio de la Primera Iglesia Bautista de Sutherland Springs, una localidad rural de unos 400 habitantes y ubicada 50 kilómetros al sureste de San Antonio.

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Freeman Martin, del Departamento de Seguridad Pública de Texas, dijo este lunes a la prensa que 'había un diferendo en esa familia' y agregó que la suegra de Kelley frecuentaba la iglesia donde ocurrió el ataque.

Según el funcionario, el ataque 'no tuvo una motivación racial, y tampoco estuvo relacionado a creencias religiosas. Había un problema doméstico con sus familiares políticos', añadió.

De acuerdo con Martin, Kelley sabía que su suegra asistía a esa iglesia y que antes del sangriento ataque había enviado 'mensajes amenazadores'.