Entre flores, velas, papel picado y cráneos de azúcar, los mexicanos se preparan para celebrar el Día de Muertos, aunque algunos tienen la impresión de que la fiesta se está perdiendo entre las nuevas generaciones.
Esos coloridos elementos, junto con algunos alimentos tradicionales, bebidas y el azucarado pan de muerto, se colocan entre las ofrendas con las que, los días 1 y 2 de noviembre, se conmemora a los familiares fallecidos.
'Adornamos con papel de colores, veladoras, incienso y se pone la comida. Lo que más le gustaba, pozole (guisado caldoso), mole (mezcla de chiles con chocolate), tamalitos (tortas de maíz), pan de muerto, que es el tradicional, su vasito de agua, su refresco', dice a la AFP Concepción Venegas, una mujer de 40 años que cada año pone una ofrenda para un familiar fallecido en un accidente.
Venegas, quien también se dedica a vender adornos del Día de Muertos en un mercado al sur de Ciudad de México, ve un mayor interés en esta fiesta en los últimos años, aunque en su punto de venta también ofrece pequeñas imágenes de brujas y calabazas del Halloween anglosajón.
'Nos estaban invadiendo ya las cosas extranjeras y años atrás (los clientes) nos decían 'Feliz Halloween', ya lo están rechazando', dice.
Cerca de ella, otros vendedores ofrecen máscaras de Halloween junto con tradicionales imágenes y productos del Día de Muertos, aunque no todos están tan contentos de que ambas fiestas parezcan convivir sin ningún problema.
'Ya todo esto se está perdiendo', dijo a la AFP Rosario Linares, vendedora de 53 años del tradicional pan de muerto, redondo y adornado con formas de huesos humanos. 'Ahora los chavos (jóvenes) son modernos, ahora todo lo quieren comprar con puros químicos', dice frente a los pequeños panes azucarados que su familia lleva fabricando por décadas.