Cientos de niños de una escuela pública del noreste de México participaron en un simulacro de balacera por el aumento de la violencia ligada al crimen organizado, en el que aprendieron a proteger sus órganos vitales y fingir estar muertos, informó este miércoles una maestra.
Los 500 estudiantes de la primaria Capitán Rosendo Robles, sus maestros y policías, portando escudos antimotines y armas largas sin balas, escenificaron el pasado viernes un enfrentamiento armado entre fuerzas del orden y pistoleros dentro del centro educativo localizado en La Paz, capital del estado de Baja California Sur.
'Se supone que estábamos en cualquier lunes, en la habitual ceremonia de honores a la bandera, y de repente se desataba la balacera. Los policías usaron el sistema de audio de la escuela, así que los balazos y detonaciones se escucharon en todo el plantel', narró a la AFP Laura Casillas, maestra de cuarto grado de la escuela.
La instrucción, prosiguió la maestra, consistió básicamente en que los niños se tiraran al piso y 'se mantuvieran boca abajo, tapándose los órganos, o sea, manteniendo los brazos pegados al cuerpo para taparse los órganos y también para que los sicarios puedan creer que están muertos'.
A Casillas le parece que 'no es correcto' que los niños sean sometidos a ese nivel de estrés con estos simulacros, 'pero es necesario' ante la escalada de violencia en La Paz.
Por lo pronto, los niños 'que están muy familiarizados' con la violencia, 'dicen que se sienten más seguros después del simulacro porque ya saben cómo reaccionar bien', añadió.
'Lo correcto sería que la policía pusiera mano dura y controlara el aumento de la violencia que nos ha cambiado la vida últimamente; ya no podemos estar en la calle libremente, en cualquier momento se desatan balaceras entre vendedores de drogas y sicarios', añadió Casillas.
Antes del simulacro, la policía dio pláticas a los estudiantes sobre lo que vivirían en el simulacro.
La violencia en Baja California Sur, incluída la zona urbana del destino turístico de Los Cabos, se ha cuadriplicado en los últimos cuatro años, al pasar de 84 asesinatos dolosos en 2014 a 401 entre enero y septiembre de este año, de acuerdo con cifras del gobierno federal.