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Dos ataques efectuados simultáneamente en Afganistán este martes en una región cercana a la frontera con Pakistán, que duraron varias horas, dejaron 71 muertos y 170 heridos, según un último balance de las autoridades locales.

Al menos 41 personas murieron y casi 160 resultaron heridas, de los cuales 110 civiles, en Gardez, capital de la provincia de Paktia (sureste), donde el vasto complejo atacado alberga a las fuerzas de seguridad y un centro de formación, según un último balance del viceministro del Interior afgano, general Murad Ali Murad.

El ataque, reivindicado por los talibanes, duró cinco horas y finalizó con la muerte de los cinco asaltantes.

Simultáneamente, en la provincia de Ghazni, un centenar de kilómetros al oeste de Gardez, 'veinticinco miembros de las fuerzas de seguridad y cinco civiles murieron, y diez personas resultaron heridas' en el ataque a la sede del distrito de Andar, según el viceministro.

Contactado en Pakistán por la AFP, un responsable talibán afirmó que estas dos operaciones fueron represalias por dos recientes ataques de drones estadounidenses contra sus posiciones: 'Estas operaciones fueron un contraataque', aseguró.

En ambos casos, el ataque comenzó por la explosión de vehículos bombas, camiones y un Humvee (potente vehículo militar multipropósito), que abrieron el camino a comandos armados.

'Estaba en clase cuando escuché un enorme 'bum', todo el edificio se sacudió (...). Intentábamos salir cuando escuchamos una segunda explosión. El polvo invadió nuestra aula. Varios de mis camaradas resultaron heridos por los vidrios rotos', afirmó Noor Ahmad, un estudiante de Gardez.

Hospitales saturados

En el interior del hospital de Gardez se vivía un caos absoluto, 'niños, mujeres y policías heridos esperaban en el vestíbulo', precisó un corresponsal de la AFP quien también vio cuerpos de policías depositados en el suelo.

'Ingresamos 160 heridos y 26 cuerpos, incluido el de una mujer. El establecimiento está saturado', confió a la AFP Shir Mohamad Karimi, vicedirector de salud de la provincia de Paktia.

El hospital militar recibió 52 heridos y seis muertos, precisó.

En un radio de varios cientos de metros alrededor del lugar del atentado, los vidrios cubrían el suelo. Los sobrevivientes, conmocionados, observaban las columnas de humo gris. Se declararon varios incendios.

El jefe de la policía provincial, Toryalay Abdani, murió cuando comenzó el ataque. El complejo de Gardez, que alberga un centro de entrenamiento, el cuartel general provincial de la policía nacional, la policía fronteriza y las Fuerzas Armadas afganas, fue destrozado por las explosiones.

Según Sardar Wali Tabasum, portavoz de la policía de Paktia, los atacantes hicieron explotar un camión y un Humvee delante del complejo, provocando daños muy importantes.

Después, precisó el ministerio del Interior, 'los atacantes equipados con chalecos explosivos y armas ligeras (...) entraron al recinto'.

Las fuerzas especiales y refuerzos policiales fueron desplegados en el lugar.

Ataques aéreos estadounidenses

En la provincia de Paktia, fronteriza con las zonas tribales de Pakistán, feudo talibán, está también muy activa la organización Haqqani, afiliada a los insurgentes, responsable de sangrientos ataques y secuestros.

Un dron estadounidense, por otra parte, bombardeó el lunes de noche una reunión de la organización Haqqani en Kurram, en la zona tribal paquistaní, fronteriza con Paktia. Al menos 26 personas murieron, según responsable locales.

Un portavoz de las fuerzas estadounidenses en Kabul confirmó que habían realizado 'el 16 de octubre (lunes) varios ataques en el distrito de Jaji Maidan, en Paktia, bajo control de las autoridades antiterroristas'.

Toda la región fronteriza con Pakistán en el sureste de Afganistán es una zona convulsa, bastión de grupos armados que combaten al gobierno de Kabul, como los talibanes, y por donde transitan y circulan de ambos lados de la línea Durand --entre Afganistán y Pakistán-- miembros de la organización Haqqani pero también de Al Qaida.

Por esta razón las fuerzas especiales estadounidenses a cargo de la lucha antiterrorista instalaron una base militar cerca de la ciudad de Jost, que entrena a una milicia afgana de pésima reputación.

La organización Haqqani fue recientemente objeto de una operación del ejército paquistaní para liberar a una familia de cinco rehenes canadienses y estadounidenses cautivos desde hace cinco años.