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El presidente catalán, Carles Puigdemont, preparaba su respuesta al gran dilema: proclamar abiertamente la independencia el lunes y empujar al Estado español a suspender la autonomía de Cataluña, o retroceder y encolerizar a los secesionistas.

El mandatario independentista tiene hasta las 10 horas, cuatro de la mañana en Colombia, para decirle al gobierno central de Mariano Rajoy si declaró o no la independencia de Cataluña en una sesión celebrada el pasado martes en el Parlamento regional.

Si contesta afirmativamente, Rajoy responderá aplicando el artículo 155 de la Constitución. Una medida drástica y de consecuencias imprevisibles, que le permitirá intervenir las amplias competencias del gobierno catalán, como la sanidad, la educación o la policía regional.

Puigdemont no quiso desvelar aún su respuesta, al participar ayer en un homenaje a Lluís Companys, presidente catalán que en 1934 proclamó una independencia que duró diez horas. Seis años más tarde, un 15 de octubre, fue fusilado en Barcelona por la dictadura franquista (1939-1975).

Con todo, aludió a su compromiso con los resultados del referendo de autodeterminación prohibido del 1 de octubre, que los independentistas dicen haber ganado con un 90% de síes a la secesión y una participación del 43%.

'En un día como éste, el gobierno y yo mismo queremos reiterar nuestro compromiso con la paz, el civismo, la serenidad, y también con la firmeza y la democracia como inspiradores de las decisiones que hemos de tomar', declaró Puigdemont tras depositar una corona de flores ante la tumba de Companys, en la montaña de Montjuic.

'Ignorar ese mandato democrático (derivado del referendo) no está sujeto a negociación', abundó en declaraciones a la BBC la consejera regional de Enseñanza, Clara Ponsatí, matizando que si hay diálogo con Madrid sería sobre 'tiempos, condiciones y procedimientos', siempre de cara a una secesión.

'Está a tiempo de volver a la normalidad institucional', replicó tajante el ministro español de Interior, Juan Ignacio Zoido, instando al líder catalán a 'contestar que no se ha producido la independencia'.

Del lado del secesionismo, la presión que está recibiendo Puigdemont no es menor.

El sábado, su vicepresidente Oriol Junqueras avisó de que si hay un improbable diálogo con el gobierno español o una mediación internacional, la 'referencia' deberá ser 'la construcción de la República'.